Postdata
Para algunos pasó desapercibido, para otros dejó un sabor agridulce y para muchos más solo fue un triste recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. A juzgar por las numerosas opiniones vertidas en los diferentes medios por personas vinculadas directamente con –o conocedoras de– el proceso de diálogo-negociación, se puede inferir que la conmemoración del vigésimo quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz estuvo marcada por un sentimiento de desaliento, cuando no de frustración. El fundamento ético de ese desaliento surge de contrastar las expectativas que generó Chapultepec con la realidad actual.
Objetivamente, esa sensación se justifica por la presencia de resabios que, en un escenario totalmente distinto y con perfiles diferentes, recuerdan las causas que condujeron al conflicto armado: autoritarismo (presupuesto, salario mínimo y espionaje), exclusión social, impunidad, pobreza extrema y utilización patrimonialista del Estado. Incluso, el papel que le fue asignado a la Fuerza Armada en Chapultepec parece estarse desdibujando por motivaciones políticas, cuando no por personalismos. La iniciativa del presidente Sánchez Cerén de acudir nuevamente a la ONU para activar un diálogo nacional que contribuya a salir del entrampamiento en que ha caído el país ya sugiere la dimensión del problema, aunque los argumentos gubernamentales en torno al mismo no coincidan con los hechos que preocupan a la mayoría de la población.
De hecho, la sociedad civil –sin ignorar los logros alcanzados después de la firma de paz– ha estado clamando por un acuerdo de país, como única vía para propiciar un sólido y sostenido crecimiento económico con equidad, la convivencia pacífica y la consolidación de la institucionalidad democrática. Estos tres propósitos sintetizan, a nuestro juicio, los desafíos más formidables que enfrentamos los salvadoreños, sin ignorar la presencia de una guerra social cuyo desmontaje se antoja más complicado que el que puso fin al conflicto civil.
Ante este escenario, hay que valorar la acertada decisión que ha tomado el nuevo secretario general, en respuesta al pedido presidencial y al asignarle a don Benito Andión –a quien dicho sea de paso conocimos y tratamos un poco mientras se desempeñaba como digno representante de su país, México– una tarea –por lo demás complicada– que no hemos hecho los salvadoreños por falta de voluntad y visión de futuro. Desconocemos los alcances de su misión, pero aunque esta no tenga como propósito lidiar con problemas específicos, le será difícil obviar la coyuntura, que es donde claramente se ha podido constatar la dificultad de acercar posiciones entre dos sistemas ideológicos totalmente contrapuestos.
Esta confrontación, aunque latente en dudamos que obedece a una clara política de espionaje y acoso que no puede tolerarse ni en este ni en ningún otro caso, razón por la que nos sumamos al enérgico reproche hacia estas prácticas, exigiendo la inmediata investigación de las mismas.
De comprobarse por las autoridades competentes los hechos denunciados por ambas entidades y de identificarse a los responsables de semejante atropello, estos deberán enfrentar la justicia por el cometimiento de al menos dos delitos: el de interferencia e intervención de comunicaciones telefónicas, que es cometido por quien intercepta o intervine comunicaciones telefónicas o usa artificios técnicos de escucha o grabación de las mismas, o lo ordena o permite; y el delito de captación de comunicaciones, que ocurre cuando, con el fin de vulnerar la intimidad de otro, se intercepta una comunicación o se utilizan instrumentos o artificios técnicos de escucha, transmisión o grabación de sonido.
Lo ocurrido en estos días tiene que alarmarnos a todos los que de verdad queremos vivir en democracia, sobre todo porque a estas acciones recientemente denunciadas debemos sumar otras que se han hecho desde ciertas instituciones públicas. Así, por ejemplo, algunos de los actuales magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia han manifestado en diversas ocasiones que tienen suficientes motivos e indicios para sostener que sus líneas telefónicas el proceso que condujo a la paz, solo afloró, como era de esperarse, cuando el FMLN entró a la palestra política. En retrospectiva, hubiera sido una solemne ingenuidad poner sobre la mesa la discusión el tema de la forma de gobierno. Ahora hay que lidiar no solo con una fuerza beligerante, sino también con un poder real que no existía hace veinticinco años y con otros adversarios dispuestos a venderse al mejor postor: el fenómeno pandilleril y el crimen organizado.
Complica la situación la inminencia de eventos electorales que pueden desvanecer los avances logrados, por ejemplo, en el control constitucional, el combate a la corrupción y, en general, la persecución del delito. Las intenciones no disimuladas del partido gobernante de tomarse todas las instituciones del Estado al estilo venezolano, arropadas en las elecciones de segundo grado, es un desafío que no puede ser ignorado. Obviarlo significaría poner en riesgo uno de los pilares fundamentales de toda democracia representativa –la separación de poderes– que ahora descansa mayormente sobre los hombros de una Sala de lo Constitucional claramente comprometida con el sistema. Esto, por sí solo, puede hacer nugatorios los esfuerzos orientados a lograr una verdadera reconciliación, preocupación que no debe interpretarse como una señal de pesimismo, sino como una exhortación a considerar el escenario completo. Bajo esta perspectiva, apelamos al esfuerzo y la voluntad compartidos para intentarlo de nuevo. Los desafíos presentes y futuros así lo demandan. han sido intervenidas de forma ilegal.
Y más recientemente, el fiscal general de la República ha denunciado públicamente haber sufrido de escuchas telefónicas ilegales, de la desconexión de su teléfono celular, y de otros actos de espionaje que habrían sido utilizados con el motivo de amedrentarlo y de presionarlo indebidamente como respuesta a delicadas investigaciones que están siendo conducidas.
Esperamos, por el bien de nuestro país, que no continuemos con estas que parecen ser represalias sistemáticas en contra de actores públicos y privados. En cualquier caso, tenemos que hacer causa común y evitar que individuos u organizaciones que no han comprendido la realidad democrática en que vivimos pisoteen los más elementales derechos ciudadanos.
Nuestro firme llamado es para que a 25 años de firmados los Acuerdos de Paz, los únicos que sean intervenidos y perseguidos en El Salvador sean los delincuentes que violan la ley y quienes mantienen atemorizada a la población, y no quienes con su trabajo, desde el ámbito público o privado, velan por las garantías y los derechos democráticos.
El espionaje y el acoso político no deben existir en una democracia que ha costado tanto esfuerzo construir. Debe ponerse un alto inmediato a estas acciones; las autoridades deben esmerarse en dar con los responsables para aplicarles las medidas legales correspondientes. VIERNES 23 DE ENERO DE 1942 El ejército rojo, que con toda la fuerza de sus medios posibles está haciendo retroceder al grueso del ejército alemán en un movimiento de pinzas desde el frente central hasta el norte, se reporta que ha recapturado una importante localidad que está fuertemente fortificada y que se cree es la llave hacia Rezhev, a 140 millas de Moscú.
Hoy hace 50 años
LUNES 23 DE ENERO DE 1967 Este día, edición de urgencia: Aviones de la fuerza aérea nicaragüense sobrevolaban las azoteas del centro de la capital, Managua, ametrallando a los francotiradores apostados en los edificios cercanos al Gran Hotel. La Guardia Nacional combatía asimismo a lo largo de la avenida Roosevelt. Un comunicado oficial responsabiliza a la oposición “Agüero-comunista” por las pérdidas de vidas y los daños a la propiedad causados por los disturbios.
Hoy hace 25 años
JUEVES 23 DE ENERO DE 1992 El ingeniero Guillermo Sol Bang, tesorero del Comité Ejecutivo del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), fue liberado en la capital, tras seis meses y tres días de secuestro. El dirigente fue plagiado frente a sus oficinas en la colonia Flor Blanca. Desde entonces, el partido pidió el respeto de su vida. CUALQUIER MOMENTO ES BUENO PARA RECORDAR QUE TODOS NUESTROS CAMINOS PARTEN DE UNA PEQUEÑA PLAZA RADIANTE OLVIDADA ENTRE LOS ESCOMBROS.
CUIDADO CON EL MISTERIO, PORQUE SUS TÁCTICAS LABERÍNTICAS NUNCA NOS DEJARÁN EN PAZ.
CUANDO PERDÍ LA LAPTOP DONDE ESCRIBÍA MIS ASTILLAS COMENCÉ A SENTIRME COMO UN INDIGENTE RODEADO POR UN BATALLÓN DE DESTELLOS INALCANZABLES.