Japón motiva apuesta por la prevención de desastres
La nación asiática donde ocurren unos 350 sismos al día muestra cómo ha avanzado para prevenir desastres por terremotos o tsunamis. Una lección que El Salvador debe aprender.
Prevenir sale más barato que reconstruir. Esa frase la repiten todos los funcionarios japoneses involucrados en la reducción de riesgos. Lo dice un país que ha sabido sobreponerse satisfactoriamente a múltiples catástrofes como incendios, terremotos y tsunamis. Uno de los más recientes ocurrió en marzo de 2011: un sismo de 9 grados en la escala de Richter en la costa de Japón originó un maremoto con olas que alcanzaron hasta los 10 metros con un saldo de 11,417 muertos y 16,273 desaparecidos, según datos oficiales.
Esa catástrofe hizo que las autoridades japonesas reforzaran sus medidas de prevención por la amenaza de sufrir más sismos de esa magnitud. Una condición de vulnerabilidad que El Salvador comparte con ese país asiático.
Una de las experiencias que Japón expone es el trabajo que hace con su población para que se prepare ante la ocurrencia de posibles terremotos y tsunamis: campañas para que las personas tengan los insumos necesarios para sobrevivir durante tres días, tiempo en el que consideran que llegará la ayuda en caso de sufrir un desastre.
Una de las formas de lograr esa consciencia es por medio de la visita al parque de Prevención de Desastres de Rinkai, en Tokio. Se trata de una construcción de 13.2 hectáreas dentro de la que destaca un área donde se puede experimentar lo que pasará durante las 72 horas después de un gran terremoto que derribaría la mayoría de edificios en la enorme capital japonesa, donde viven 13 millones de personas.
La idea es que los residentes sean sorprendidas por el sismo mientras están dentro de un ascensor de uno de los muchos edificios que se levantan en Tokio. Al salir, se encuentra con una ciudad devastada. Todo eso se puede apreciar como si fuera real.
El personal del parque explica cómo se pueden fabricar servicios sanitarios con cajas de cartón, vendajes con bolsas plásticas, asientos con botellas vacías, refugios y más. Todo con la intención de promover la cultura de prevención.
El parque, que está ubicado en una zona estratégica de Tokio por el fácil acceso en carretera, aire o mar, es visitado anualmente por 1,000 personas, de las cuales unas 700 realizan el recorrido con la simulación. La mayoría de visitantes son escolares que aprenden sobre el riesgo de enfrentar un terremoto.
El presupuesto estatal anual para mantener en funcionamiento este parque temático es de 90 millones de yenes (un poco más de $850,000 al año). Esa previsión da resultados a unos 364.8 km. de distancia del parque de Prevención de Desastres de Rinkai, en Tokio, donde está Sendai, una región que sufrió directamente los embates del tsunami de 2011. Allí, los docentes de la Escuela Prima ria de Shichigo guían a los estudiantes de sexto grado para que puedan crear una maqueta que represente a la ciudad del futuro, tal como se la imaginan.
Se trata de un centro escolar donde fueron trasladados los alumnos de otra escuela primaria ubicada a la orilla de la costa que resultó fuertemente dañada por el tsunami del “gran terremoto de Japón”. Pese a que los estudiantes que sufrieron la afectación ya no siguen en Shichigo porque crecieron, el drama sigue presente y se puede percibir en la forma en que se imaginan la ciudad.
Una de las cosas que más resal-