Conflictividad global
Lo que estamos viendo en estos días en el escenario global es una sucesión de explosiones de intolerancia y de rechazo que parecen una plaga que se vuelve cada día más incontrolable. ¿De dónde ha surgido este fenómeno expansivo, que en un análisis simplista pareciera incompatible con las aperturas del mundo multipolar? Quizás lo que sucede es justamente uno de los peores efectos de no haber asumido con la debida inteligencia y el necesario realismo los desafíos derivados del tránsito de la petrificada bipolaridad hacia la distendida multipolaridad. El poder mundial, encerrado en dos cápsulas durante el largo período del dominio bipolar, tuvo que encarar sin preparación ninguna el desconcierto de lo desconocido, y durante los años subsiguientes pareció que tal desconcierto era una aceptación tácita de la realidad; pero de un tiempo a esta parte la rebelión neurótica va ganando terreno por distintas vías del mapamundi, que hoy se asemeja cada vez más a una desesperante tierra de nadie. Por el momento no se le ven puertas de escape al laberinto imperante, aunque de seguro la realidad misma irá sacando a relucir sus tragaluces reveladores y se decidirá a destapar sus rendijas insospechadas. Pero entretanto las turbulencias no de detienen, y más bien se multiplican y se complican, como en una espiral incansable. Así las cosas, tendrían que empezar a aparecer iniciativas que no sólo sean respuestas coyunturales a todas las formas de irracionalidad emergentes, sino un esfuerzo concertado para instalar en todas partes una racionalidad operante puesta al día. Si esto se logra, ira perfilándose una época verdaderamente nueva en el mejor sentido.
David Escobar Galindo