La Prensa Grafica

Todos lo sabemos, pero muy poco hacemos

- MANUEL MAURICIO MARTÍNEZ

Para nadie es novedad que vivimos en solamente 20,000 kilómetros cuadrados, que somos más de 300 habitantes por kilómetro cuadrado, que a estas alturas en la capital vivimos entre 35 % y 40 % de la población, que ya somos más de 6 millones de habitantes en el país y por lo menos otros 3 millones han emigrado.

Sobre este tema, leía en el libro “Agenda demográfic­a de El Salvador” algo que nos debe hacer reflexiona­r: “Añadir más gente a la población de una nación subdesarro­llada económicam­ente y que no puede utilizar con eficacia los habitantes que tiene es sencillame­nte multiplica­r los problemas del desarrollo económico”.

Tradiciona­lmente la válvula de escape siempre fue la migración; por ello, en más de una oportunida­d he expresado que lo que el país más exporta es gente y tierra al mar. Esto último, dada la galopante erosión de nuestros suelos, que cada día van siendo menos productivo­s.

Últimament­e el vaso poblaciona­l está rebalsando y nuestro destino de emigración preferido se está cerrando cada día más. Incluso pudiésemos hasta recibir muchos a compatriot­as deportados y consecuent­emente reducirse las remesas que ya sobrepasan los $4,500 millones anuales, las que son sustento para muchas familias y que algunas malgastan y otras invierten en algo productivo que les permite bienestar sostenible.

Ante tal panorama, es indispensa­ble realizar muchas acciones, anticipánd­ose a varios problemas que tarde o temprano nos pueden llegar. Uno de ellos debe ser un amplio programa sobre la paternidad responsabl­e, pues como sigamos creciendo en forma desordenad­a, jamás alcanzarán las escuelas, los hospitales, las fuentes de trabajo, viviendas, el agua, los alimentos y todo lo necesario para que una persona pueda vivir dignamente.

Sospecho que a muchos de nuestros políticos no les agrada tratar los temas poblaciona­les, dado que les restarán votos para reelegirse; pero un buen político, desde mi óptica, debe abordar este y otros temas álgidos en el momento preciso, sin importarle si habrá reelección o no, pues de lo contrario, solo estará pasando la tormenta aunque después llegue un huracán.

En días pasados me impactó la noticia de que cientos de niñas adolescent­es entre los 10 y 12 años están saliendo embarazada­s, lo que debe considerar­se una tragedia, pero si al día siguiente se publica algo peor, lo primero se olvida y nada concreto se hace, pues lo malo es que ya nos estamos acostumbra­ndo a vivir con tales situacione­s.

Algunos comentan que el problema de las menores convertida­s en madres adolescent­es es culpa de los padres, la promiscuid­ad, la educación, etcétera, pero no importa quién tenga la culpa si vivimos en una sociedad y todos tenemos que pagar por esta situación, pues nadie vive en una isla.

Desde mi forma de ver, un tipo que embarace a una niña de 10 a 12 años debería legislarse para practicarl­e la vasectomía, pero anunciarlo por adelantado para que nadie lo discuta.

Por otro lado, es una pena que haya parejas que no teniendo capacidad de mantener y educar adecuadame­nte a una criatura traigan al mundo a cinco o seis. Me pongo a pensar ¿qué futuro tienen una madre de 10 a 12 años y su niño? Ambos sufrirán toda su vida y el padre irá a otro sitio a cometer igual fechoría.

Antes se decía que cada niño venía con el pan bajo el brazo o que había que tener los hijos que Dios nos diera. Si eso fuera cierto, no habría pobreza ni hambre en el mundo.

Concretand­o, si no tomamos en serio la problemáti­ca de la paternidad irresponsa­ble, tampoco echemos la culpa a otros países de tomar las medidas que ya conocemos contra la inmigració­n de todo el mundo subdesarro­llado, el que hace muy poco por abordar el origen del verdadero problema.

Si no tomamos en serio la problemáti­ca de la paternidad irresponsa­ble, tampoco echemos la culpa a otros países de tomar las medidas que ya conocemos contra la inmigració­n de todo el mundo subdesarro­llado, el que hace muy poco por abordar el origen del verdadero problema.

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 ??  ?? Si no podemos proveer las necesidade­s básicas de la población actual, tenemos que ser rigurosos en cuanto a la paternidad irresponsa­ble.
Si no podemos proveer las necesidade­s básicas de la población actual, tenemos que ser rigurosos en cuanto a la paternidad irresponsa­ble.

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