Decálogo Ambientalista (1)
1. El agua es un bien de incalculable valor. Cuidar este vital líquido es garantía de nuestra misma sobrevivencia en este planeta. Aprendamos a darle buen uso y no la desperdiciemos. Demos el ejemplo a nuestros hijos y forjemos una nueva generación más responsable.
2. El aire es nuestra principal fuente de vida junto al agua. Que nuestras actividades, ya sea personales o productivas, no sean generadoras de contaminantes a la atmósfera. Menester es que nuestro principal afán sea asegurarnos de que no destruimos lo que respiramos.
3. El árbol es nuestro amigo, no nuestro enemigo. Procuremos planificar en el sentido de escoger bien qué árboles queremos sembrar en nuestros jardines y arriates y ojalá las autoridades municipales también tomen cartas en el asunto para que no sea la única solución el tener que talar un coloso vegetal como hasta ahora ha venido sucediendo.
4. Nuestro suelo es el origen de toda la riqueza natural que tenemos como país. Del suelo se nutren por igual árboles como cultivos. Del suelo vierte el agua que bebemos. Sobre el suelo construimos. Ese cimiento urge de ser bien manejado y sobre todo protegido. Hagamos obras de conservación, planifiquemos dónde construir, acatemos las indicaciones de los planes de ordenamiento.
5. Los animales son la vida de nuestros bosques. Aprendamos a apreciarlos donde viven, sin tener que sacarlos de donde pertenecen. Digamos no más a la tenencia de animales silvestres en cautiverio. Ni uno más. Entre mayor sea la demanda, mayor será la oferta y mientras tanto nuestra biodiversidad se apaga.
Ricardo Ibarra Portillo/consultor ambiental