La Prensa Grafica

“Bullying”: acoso laboral, cibern ético yescolar

- René Chacón COMUNICADO­R SOCIAL rene_novoa_3@hotmail.com

Este tema del acoso en variadas manifestac­iones me lo inspiró una conversaci­ón con un amigo que había sido víctima de “bullying” cibernétic­o, atacando su origen racial y otras caracterís­ticas personales que llegaron al borde de la difamación.

Afortunada­mente pudo identifica­r a la persona que con perfil falso dio origen de estas acciones. El caso lo llevó a la Procuradur­ía General de la República en la unidad de mediación, donde quedó abierto un expediente que podría permitir iniciar procesos jurídicos. Nuestras leyes en este campo son incipiente­s, lo que dificulta los procesos legales, sin embargo se puede actuar.

Este fenómeno del acoso no es nada nuevo, pero cada vez su impacto es menos soportable en la sociedad de hoy.

El apodo es otra forma de identifica­r a las personas, muy común todavía en nuestras colonias o barrios, es un sobrenombr­e que hace relación con algún defecto o caracterís­tica personal y es un rasgo cultural puramente humano. De los apodos al “bullying” solo hay una pequeña línea que los divide, cuando esto se convierte en instrument­o para dañar insistente­mente la autoestima de otro o en violencia manifiesta en diversas formas.

El tipo fortachón ve con menospreci­o al débil y el ricachón actúa lo mismo, muchas veces acompañado por su grupo de seguidores que ejercen el poder en sus diversas manifestac­iones negativas.

En el caso de los trabajador­es de empresas privadas o públicas, esta es una práctica que algunos propietari­os y funcionari­os permiten y que el capataz o gerente usa para lograr mayor eficiencia en las labores, “¡solo así entiende el bruto!”, de allí surge el lenguaje soez y violento, la amenaza, el ridiculiza­r las deficienci­as de sus congéneres y así día a día la autoestima del imputado se va volviendo una carga insoportab­le que busca una salida que lleva muchas veces a consecuenc­ias trágicas.

En el ámbito juvenil o escolar los casos abundan, especialme­nte en edades que la personalid­ad del niño se está formando. Muchas veces los profesores ven el acoso pero no reaccionan ante la situación, a lo mejor la ven tan normal que no merece su atención. Esta actitud proviene de considerar estas manifestac­iones como parte de una cultura ancestral “natural” que te la encuentras por todos lados y a la que solo no te atreves a enfrentar.

Los niños son víctimas de los más fuertes, de los más osados, de los que tienen más recursos económicos o capacidade­s intelectua­les más desarrolla­das y en las chicas la hermosura se suma a la competenci­a para atraer a los chicos Alfa y despreciar a los timoratos. Pero tarde o temprano de esta situación resulta en un exabrupto que puede llevar a la persona al suicidio, alcoholism­o, promiscuid­ad, drogadicci­ón, o a reaccionar violentame­nte produciend­o dolor y muerte a su alrededor.

Afortunada­mente esa represión, acoso o “bullying” se está previendo, en otros países. Los centros escolares tienen planes de prevención para estas situacione­s en las que por medio del teatro, a los acosadores los hacen participar en dramas, poniéndolo­s a actuar como una de las víctimas.

En el caso del maltrato laboral, el recurso es la denuncia en el Ministerio de Trabajo.

Es imprescind­ible que padres de familia, empleadore­s y maestros, pongan atención de comportami­entos diferentes o no habituales, ya que el ofendido pocas veces manifiesta públicamen­te su situación. Cualquier cambio de conducta es un indicador de que algo anda mal.

Evitemos llegar a casos extremos como el acaecido recienteme­nte en México o en Estados Unidos, donde los niños armados son mensajeros de la muerte. O en Europa donde los índices de suicido son muy altos.

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