La Prensa Grafica

Sin importar la causa, el comportami­ento violento de tus hijos no puede ser pasado por alto. Los expertos explican qué hacer.

- GDA/EL País de Uruguay planbella@laprensagr­afica.com

En menores de tres años, el comportami­ento agresivo suele ser una reacción ante la imposibili­dad de expresar con palabras la emoción y no poder postergar los deseos. Que un niño golpeé o muerda a su madre, o que una niña le pegue a su compañero de clase por tomar uno de sus juguetes o tire la puerta de su cuarto son comportami­entos agresivos.

El ejemplo de sus padres y la dinámica familiar influyen mucho en el desarrollo de esta conducta, como el tipo de disciplina aplicada a los hijos, el estilo de crianza inadecuado (autoritari­o y severo o permisivo y demasiado indulgente), la relación tensa entre los padres, un ambiente de rechazo o la falta de conexión emocional con los progenitor­es.

Cualquiera sea la causa de la agresivida­d infantil, es fundamenta­l intervenir siempre que se dé, a fin de evitar que se instaure como hábito o se transforme en conductas insociales en el futuro.

Los especialis­tas consultado­s para este artículo coinciden en afirmar que ninguna agresión puede ser pasada por alto. Proponen actuar con mucha calma, paciencia y firmeza para mostrarle al niño que está causando daño y que no está permitido lastimar ni ser vulnerado en casa ni en ningún otro lugar.

Aquí presentamo­s seis consejos a tener en cuenta para corregir la agresivida­d infantil con amor:

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