Cómodarle trabajoa deportados DEEUA
Para que la economía absorba el regreso de cientos de miles de mexicanos de Estados Unidos, y evitar que desempleados y subempleados traten de pasar la frontera para conseguir un buen empleo, que no lo pueden encontrar en México, es necesaria la derogación de leyes y reglamentos que obstaculizan la creación de empleos.
Muchos de los que regresan traen recursos para comprar tierras y convertirse en pequeños propietarios, pero la incertidumbre de la propiedad en el campo les impide hacerlo. Se debe facilitar la compraventa de ejidos, derogar leyes que exigen asambleas en las comunidades para validar su venta. Que cada ejidatario o comunero venda o compre tierras con la misma seguridad jurídica y procedimientos que en las zonas urbanas.
Cientos de miles llegarán de EUA en busca de empleo, por lo que es necesario flexibilizar las leyes laborales y reducir cargas fiscales a los empresarios para incentivar y facilitar la creación de más empleos.
El exceso de cargas, reglamentaciones y de gravosas multas por cualquier falta administrativa, que generan corrupción, mayores costos de transacción en la apertura de empresas y en la contratación de personal, son de las principales causas de la baja creación de empleos en México. Es necesario simplificar la ley laboral, reducir impuestos y trámites a la generación de empleos legales para aumentar su oferta en el mercado laboral. amanece rápidamente con el canto de sus gallos y pájaros, que brilla ferozmente en la cumbre del trabajo diario y caluroso, que descansa pacíficamente en una temprana oscuridad acunada por el suspiro de vientos tibios.
En él se reflejan los lagos, dormidos en su tranquilidad. Como pequeños mares, sin olas ni sal, ahí están mirando los cielos a los ojos, casi íntimamente. Las luces pueden entonces jugar dentro de aquel campo único de privacidad que se instala entre maravillas. La carrera del sol hacia su muerte diaria que rima con su perpetuo renacer se convierte en un espectáculo para ojos que saben sentir y almas que saben mirar. Luego, uno escucha el ruido del silencio soplar, vacilantemente, entre la cima de los árboles que empiezan a bailar. Al borde y en el fondo, son los poetas de un lago silencioso cuya música siempre escondida queda por despertar.
Al medio de los espejos se elevan verdaderas catedrales salvajes que buscan de algún modo vincular la tierra y el cielo. Así son más de veinte volcanes que lo intentan, sin que ninguno logre cumplir su noble ambición. Lo manifiesta su cicatriz aún caliente que llamamos cráter, que es fruto de un castigo tormentoso para una elevación visible por fuera y finalmente vacía por dentro. Pero nunca se rinden; su sangre ardiente se rebela para salir estallando de su fuero interior. Es posible
Los planes de aplicar impuestos a exportaciones hacia Estados Unidos de productos mexicanos y de bajar los impuestos a empresas en Estados Unidos de Trump hacen necesario la reducción de impuestos a las empresas en México para darle competitividad a la inversión. Si Trump reduce los impuestos a empresas en EUA, el peligro no solo será que emigren empresas extranjeras que ya están en México sino que no lleguen más a invertir.
Facilidad y seguridad en adquirir propiedades en el campo, reducción de cargas fiscales y laborales a los creadores de empleos, son algunos cambios que deben iniciar el Ejecutivo a nivel reglamentos y los legisladores en cuanto a reformas y derogación de leyes.
No quedarnos en llamados a la unidad o a una negociación digna, y postergar reformas en el entorno legal interno, necesarias para amortiguar y contrarrestar las políticas anunciadas por Trump. contemplar aquello, desde arriba, donde solo alcanza a llegar el olor de la lucha.
Quizás sea incluso mejor encontrarse con el placer de una fresca solitud en una cabaña por ahí, en una sierra. Paseando por senderos se siente a la vez la imponente compañía del sol y la acaricia de un aire puro. Uno descubre paso a paso nuevos caminos, paisajes y personas. Se puede detener a conversar un rato o a intercambiar una sonrisa, lo que genera un mismo placer, como en el mercado de un pueblo, frente a una iglesia colonial, con un vendedor entusiasmado entre diversos perfumes locales. Y la ruta sigue, sin nunca parar, hacia la playa, frente al mar. Ahí, bajo una luz deslumbrante, el infinito nos saluda, encarnado en esa agua azul cuyo oleaje simboliza a la perfección el vaivén de un placer eterno.
El Salvador es efectivamente un paraíso turístico. Es un sinfín de nombres, de lugares, de paisajes, de riquezas: Perquín, Costa Azul, Santa Ana, Apaneca, Lempa, La Libertad, Coatepeque, Suchitoto, El Pital, San Salvador, El Salvador.
Todo esto es lo que se esconde detrás de discursos políticos, de promesas electorales, de documentos oficiales, detrás de todos los problemas que se pueden resolver. Y se deben de resolver justamente porque detrás hay realidades, y en ellas personas. Un tesoro. La justicia es imputable, pues ante una violación de la ley busca un imputado para juzgarlo. Este principio lo encontramos en la Biblia, en Proverbios: “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová” (Pr. 17:15). También la Biblia expone que por medio del arrepentimiento, el Señor justifica al transgresor y lo declara justo. ¿Existe contradicción en esto? ¿Cómo se realiza?
Al justificar al transgresor, el Señor no decide pasar por alto sus transgresiones como si se tratara de una amnistía. Cuando se aplica una amnistía se hace pasar por alto un mal proceder, y por decreto se renuncia a la aplicación de la justicia. De ahí que amnistía significa “olvido”. Si Dios hiciera esto, estaría en contra de un principio de justicia establecido por Él mismo, y de hacerlo así dejaría de ser justo, y al dejar de ser justo dejaría de ser Dios.
Lo que Él hace es imputar a Cristo las transgresiones del transgresor. En otras palabras, en la cruz Cristo asumió una deuda ajena, como si Él mismo hubiera transgredido la Ley. Entonces, la justicia de Cristo le es transferida al transgresor arrepentido. Pablo lo confirma: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Cor. 5:21).
Una de las ilustraciones más hermosas de imputación la encontramos en la carta de Pablo a Filemón. Onésimo, esclavo que había robado y escapado de su amo Filemón, se encuentra con Pablo en Roma. Onésimo se convierte y Pablo lo envía de vuelta a su amo con una carta pidiendo que lo reciba de nuevo, pero ya no como un esclavo, sino como un hermano en Cristo. Pablo escribe a Filemón diciendo: “Y si en algo te dañó, o te debe algo, ponlo a mi cuenta” (Fil. 1:18). Pablo pide a Filemón que la deuda de Onésimo se la impute a él, esto es lo que hace el Señor con el transgresor arrepentido.
Ser justificado o declarado libre de culpa libera el alma, David lo experimentó y expresó: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el varón a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” (Sal. 32.1-2).
En nuestra sociedad, alguien que comete un delito, cumple una condena, y luego es liberado, será siempre considerado un transgresor absuelto. No es así en el caso de la justificación que el Señor ofrece. Cuando Él justifica, ya no ve al transgresor como tal, sino como una persona justa que ha cumplido su Ley. Y no solo lo absuelve, sino que lo adopta como hijo con todos los derechos que eso implica. Tal como expresa Juan: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn. 1.12-13).
Por tanto, no se trata de una declaración de amnistía o de olvido lo que el Señor hace, ni mucho menos rebajar las demandas de Su Ley. Más bien, sin violar su propia Ley, en un acto de amor y de forma gratuita, decide recibir Él mismo el castigo, justificando así al transgresor y ofreciéndole una posición de hijo (Rom. 3:24-27).