Democracia encrisis
Recientemente hemos podido constatar que las encuestas nos indican que la mayoría de salvadoreños no están contentos con el actual gobierno y cada vez se puede entender más que el FMLN no tiene muchas intenciones de querer entregarlo, aunque pierdan las elecciones, como lo demuestra la reciente visita del ministro de Defensa a un gobierno totalitario, como lo es el de Cuba.
Lo que también indican estas encuestas es que muchos salvadoreños tampoco están contentos con ninguno de los partidos que representan la alternativa de cambio y por tanto, lo que se pudiera estar generando es una desesperanza colectiva; que podría llevar a que las mayorías llegaran a pensar que la democracia no funciona y por tanto decidirse a apoyar otro sistema.
Aun con esta realidad tan preocupante, pareciera que la máxima intención de muchos dirigentes de los partidos políticos de oposición es cómo hacer para que las personas que mandan no pierdan sus posiciones y todo permanezca como está. Sin poner atención a que lo que la mayoría de salvadoreños quiere son cambios profundos en la forma de hacer política, pero sobre todo esperando que los políticos se preocupen más de mejorar el país que de ellos mismos.
Este “desencanto” hacia los políticos tradicionales no es exclusivo de nuestro país, sino es algo que está sucediendo a nivel mundial. Como acomodo a esta realidad, lo que está pasando en muchos países es que los que están cambiando no son los partidos en sí, que es la triste realidad de nuestro país, sino que estos están siendo tomados por nuevos líderes con ideas más acordes a lo que la mayoría de votantes espera y lo que a su vez está generando un nuevo orden mundial.
La característica principal de esta nueva realidad mundial es que estos gobiernos han ganado ofreciendo lo que la mayoría de votantes quiere escuchar y que es que como medio para asegurar el empleo y la seguridad familiar, se cierren las fronteras y cada país se aísle de los problemas de los otros.
Nos parezca o no y dada esta nueva realidad, habría que ponerse a pensar: ¿cómo estaríamos si en el pasado no hubiera existido como “válvula de escape” de las ineficiencias de los gobiernos anteriores el que miles de salvadoreños hayan tenido que emigrar a otros países? “Válvula de escape” que ahora se encuentra amenazada y pronto va a reducirse o desaparecer.
Este es el momento crucial en que se presentan las próximas elecciones. En vez de tratar de mantener sus posiciones, de lo que los líderes políticos debieran estar preocupados es más bien de cómo dar cabida a nuevos pensamientos; tal y como está ocurriendo en los países de democracias más avanzadas.
No se trata ya de algo tan simple como vestirse con chalecos bonitos o regalar camisetas, sino de ofrecer alternativas de solución audaces y honestas, que sobre todo requieren salirse de los esquemas del pasado. Por tanto, la selección de los nuevos candidatos a alcaldes y diputados debiera estar favoreciendo a nuevos políticos, en lugar de seguir encajonando a los militantes de cada partido a votar por los candidatos antiguos.
Desde ya se sabe que los próximos candidatos de cada partido van a tener que ser elegidos democráticamente. Sin embargo, aun con este avance, un candidato nuevo no tiene muchas probabilidades de salir electo, pues resulta muy poco conocido dentro de las bases, en comparación a un antiguo.
Lo que sería conveniente establecer y estamos seguros que los votantes indecisos premiarían es que por decisión interna se estableciera una cuota porcentual predeterminada para nuevos candidatos, con una votación separada; de forma que estos puedan competir en iguales condiciones con los de mayor antigüedad y se asegure una constante actualización de ideas.