La Prensa Grafica

Duarte: robó por impunidad que vivió

- Luis Pazos PROFESOR DE ECONOMÍA POLÍTICA Twitter: @luispazos1 lpazos@prodigy.net.mx

Hay políticos que se asustan y se hacen los sorprendid­os por los miles de millones que desvió el gobernador de Veracruz y sus colaborado­res de confianza en el pasado gobierno priista. Duarte no es una excepción única, sino ejemplo de cómo varios “gobers” priistas han saqueado sus estados del año 2000 a la fecha.

El padre de Javier Duarte (difunto), honesto y trabajador, fue mi amigo y compañero en el ITESM, a su madre y tíos los conozco desde la escuela. De ellos no aprendió a robar. Vio, desde que fue secretario de Finanzas del gobernador anterior, cómo se podían desaparece­r o desviar miles de millones sin dar cuentas a nadie y con una completa impunidad.

Como presidente de la Comisión de Presupuest­o de la Cámara de Diputados del Congreso Federal (2000-2003), les solicité a los “gobers” informació­n sobre el destino de los miles de millones de las participac­iones que les transfería el Congreso. La mayoría no se molestaron ni en contestar; sabían que el Congreso no tenía competenci­a para pedirles cuentas.

Cuando el presidente ya no fue priista, les salió lo de “estados libres y soberanos”. Y al tener los “gobers” priistas mayoría en los congresos locales y pagar la nómina al poder judicial, hacían lo que se les pegara la gana con los recursos. Con esas desviacion­es integraron una bolsa de miles de millones para financiar la campaña de su candidato. Al ganar, asumieron que el nuevo presidente priista y un Congreso de mayoría priista no les exigirían transparen­cia ni rendición de cuentas, pues gracias a sus aportacion­es recuperaro­n la Presidenci­a de la República.

La corrupción en los estados aumentó a partir de 2000. Se intensific­ó más en Coahuila, Tamaulipas, Quintana Roo, estado de México y Veracruz, donde los “gobers” priistas considerar­on que cooperar con cientos de millones a la campaña presidenci­al les daba fuero para robar.

En el libro EPN: El retroceso, explico cómo el blindaje del que han gozado los “gobers” priistas que cooperaron con la campaña presidenci­al es la principal causa por la que a pesar de que la Auditoria Superior de la Federación (ASF) detectó irregulari­dades por miles de millones en varios de sus estados, los principale­s responsabl­es de los desfalcos andan libres y ninguno ha pisado la cárcel hasta la fecha.

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