Mejoran previsión para economía rusa
La agencia de calificación de riesgos S&P mejoró su previsión para la economía rusa al modificar el pronóstico de “estable” a “positivo”.
La agencia de calificación de riesgos S&P Global Ratings mejoró su previsión para la economía rusa al modificar el pronóstico de “estable” a “positivo”, aunque mantuvo la nota de la deuda de Rusia en BB, equivalente al llamado “bono basura”.
“Nuestra opinión es que el PIB de Rusia volverá a crecer y la economía rusa continuará su adaptación a unos precios bajos del petróleo, manteniendo una posición fuerte en activos exteriores limpios y una carga de deuda relativamente baja durante el periodo 2017-2020”, señala el informe publicado por S&P.
La agencia estadounidense, tantas veces acusada por Moscú de motivación política en sus calificaciones, estima que la economía rusa crecerá a un ritmo medio de 1.7 % anual en el trienio 2018-2020.
El ministro de Economía ruso, Maxím Oreshkin, auguró a finales de febrero que las emisiones de deuda rusa han superado el ámbito especulativo y vuelven a tener interés para los inversores.
S&P considera que las cotizaciones del petróleo, cuyo desplome golpeó especialmente ES LA PREVISIÓN DE CRECIMIENTO ECONÓMICO QUE HACE EL GOBIERNO RUSO PARA CERRAR 2017, LUEGO DE LOS ÚLTIMOS MESES. a la economía rusa, crecerán tímidamente para estabilizarse en los próximos años en una media de $55 por barril de referencia Brent, algo que “ayudará a la recuperación económica” de Rusia.
También lo harán, según la agencia, la creciente extracción de crudo y sobre todo de gas natural, y el alza del consumo privado.
“Sin embargo, a corto plazo la economía del país estará presionada por las sanciones internacionales” adoptadas por el papel de Moscú en la crisis y el conflicto armado de Ucrania, una realidad que “limitará el interés de los inversores”, agrega el documento.
Los expertos de S&P consideran que las sanciones se mantendrán en los próximos años e incluso apuntan a que podrían ser endurecidas por parte de la Unión Europea, dada la escalada del conflicto en el este de Ucrania y las sospechas de que el Kremlin está detrás de ataques informáticos contra políticos occidentales.
La economía rusa, sumida desde hace tres años en una larga recesión, ha empezado a crecer en los dos últimos meses del año pasado y, según el Gobierno, podría terminar este año con un crecimiento cercano al 2 %.