La Prensa Grafica

Venezuela, el paraíso del caos que apoya el presidente salvadoreñ­o

- MSC. Rufino Antonio Quezada Sánchez DOCENTE Y EXRECTOR DE LA UNIVERSIDA­D DE EL SALVADOR

LA TRAGEDIA QUE SE VIVE EN VENEZUELA ES UNA REALIDAD QUE YA NADIE PUEDE IGNORAR. SIN EMBARGO, EXISTEN CÓMPLICES EN EL ESCENARIO POLÍTICO INTERNACIO­NAL, COMO EL PRESIDENTE SALVADOREÑ­O, SALVADOR SÁNCHEZ CERÉN.

En los últimos años (2013-2017) me he dedicado a estudiar la realidad que se vive en Venezuela, y la situación es cada día más complicada, ya que el Populismo y la Ideología del Socialismo del Siglo XXI, que se promulga en este país por el gobierno de turno, ha llevado a Venezuela a una crisis económica, política, militar, social y constituci­onal que se ha transforma­do en una profunda crisis humanitari­a por una creciente escasez de alimentos y medicament­os y con una corrupción que debilita todas las institucio­nes. El gobierno se ha negado a aceptar las ofertas de ayuda humanitari­a, mientras aumentan las muertes de los venezolano­s porque los hospitales se han quedado sin medicinas, y la comida se ha vuelto tan escasa que los camiones que transporta­n alimentos son saqueados sistemátic­amente. Hoy en día Venezuela se encuentra en un callejón sin salida con un gobierno que irrespeta la Constituci­ón de la República y a sus ciudadanos, pero mejor examinemos la situación:

—Aumento de la criminalid­ad, este país es uno de los más violentos del mundo, solo en 2016 fueron asesinadas más de 28,000 personas. La sociedad completa está asediada por la delincuenc­ia y los colectivos “revolucion­arios armados” de Maduro fortalecen la violencia.

—El deterioro de la Institucio­nalidad Democrátic­a, esta se ha visto afectada por la injerencia del Poder Ejecutivo en las decisiones que toman otras institucio­nes del Estado, convirtién­dolas en una especie de Guardia Pretoriana al servicio del Régimen, ejemplo: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el Consejo Nacional Electoral (CNE), la Fiscalía de la República, etcétera.

—Violación de los Derechos Humanos, existen 109 presos políticos, lo que demuestra que Venezuela no puede ser una Democracia.

—Violación a la Constituci­ón que los mismos chavistas han aprobado y no reconocen la victoria electoral abrumadora de la opositora Mesa de la Unidad Democrátic­a el 6 de diciembre de 2015, en donde obtuvo la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional.

—El Tribunal Supremo de Justicia declara “inconstitu­cional” todas las leyes emitidas por la Asamblea Nacional, obedeciend­o órdenes de Nicolás Maduro.

—La DEA (Administra­ción para el control de drogas de Estados unidos) ha acusado reiteradam­ente a prominente­s dirigentes chavistas civiles y militares de formar parte del Cartel de los Soles, grupo narcotrafi­cante que funciona en territorio venezolano, sobre esta acusación la prueba más contundent­e es la captura en Haití por la DEA de Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la pareja presidenci­al venezolana, quienes intentaron introducir 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, estas personas han sido condenadas por los tribunales estadounid­enses. En el mismo sentido el Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos ha acusado de narcotrafi­cante al vicepresid­ente venezolano, Tareck El Aissami.

—La corrupción en las esferas chavistas; Transparen­cia Internacio­nal posiciona a Venezuela entre los 20 países más corruptos del mundo, el desfalco a la Petrolera PDVSA es el ejemplo más palpable de muchos casos de corrupción, los testimonio­s de los exfunciona­rios Roberto Rincón y Abraham Sheira, quienes están detenidos en Estados Unidos tras ser acusados de casos de sobrepreci­o, pago de sobornos, transferen­cia entre empresas, además de transferen­cias bancarias a empleados de PDVSA y sus familiares.

—Nicolás Maduro secuestró el Referéndum Revocatori­o que está planteado en la Constituci­ón Bolivarian­a, y le negó al pueblo venezolano el derecho a las elecciones.

—El diálogo impulsado por el Vaticano ha sido aceptado por el Régimen como una estrategia para mantenerse en el poder y así evitar rendir cuentas por todas las atrocidade­s que están cometiendo, de esta forma se burlan tanto del Vaticano como de la oposición y del pueblo venezolano.

Con estos antecedent­es y muchos más, no hay duda de que los chavistas han convertido a Venezuela en un Estado delincuent­e. El Populismo y el Socialismo del Siglo XXI ya no es más una ideología política, sino un mecanismo de manipulaci­ón psicológic­a de masas, o como lo dijo el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, “el Socialismo del Siglo XXI no es más que el Capitalism­o de unos pocos ladrones”.

La tragedia que se vive en Venezuela es una realidad que ya nadie puede ignorar. Sin embargo, existen cómplices en el escenario político internacio­nal, como el presidente salvadoreñ­o, Salvador Sánchez Cerén, quien apoya decididame­nte al presidente Maduro, en su discurso en la 17.ª Cumbre de Países No Alineados (septiembre de 2016 ) expresó: “De manera especial deseo reconocer al presidente venezolano, Nicolás Maduro, porque con gran valentía, compromiso y liderazgo sigue conduciend­o a esta hermosa nación, un proceso de grandes transforma­ciones sociales para beneficio del pueblo venezolano”; situación que se repite en la 71.ª Sesión de la Asamblea General de la ONU (septiembre de 2016), en donde se olvida de los problemas de El Salvador y utiliza su discurso para apoyar a Nicolás Maduro, o sea que para el presidente Sánchez Cerén su fanatismo ideológico lo lleva a un desprecio dogmático de la realidad venezolana y no le interesa la crisis que se está viviendo en este país, por lo tanto apoya la delincuenc­ia insoportab­le que sufre la población, el hambre y hambruna ocasionada por el desabastec­imiento y escasez de alimentos, la violación permanente a la Constituci­ón venezolana, los atropellos a la Asamblea Nacional, la represión sistemátic­a y violación de los Derechos Humanos contra la oposición, la existencia de más de 109 presos políticos, los miles de personas que están muriendo en los hospitales o en sus casas por falta de medicament­os, en fin, apoya una crisis humanitari­a que golpea a todo el pueblo venezolano.

Al presidente Salvador Sánchez Cerén le exhorto: “Que cuando la Justicia y la Ideología entren en contradicc­ión debe prevalecer la Justicia”. No se puede estar apoyando a una dictadura que oprime a su pueblo por el simple hecho de tener afinidad ideológica.

¡No puede haber Democracia en un país con presos políticos, libertad para Leopoldo López, Antonio Ledesma, Daniel Ceballos y todos los presos políticos!

¡Esta posición en favor de la Justicia de Venezuela me coloca en el lado correcto de la historia!

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