¿Cómo funciona?
El RTMS se aplica al paciente a través de una bobina que se pone sobre el cuero cabelludo y a través de la cual se le administra un estímulo magnético que en el cerebro se transforma en estímulo eléctrico.
Con este estímulo se persigue o bien activar o bien inhibir determinadas áreas del cerebro, logrando que aquellos circuitos cerebrales que habían dejado de funcionar adecuadamente en el caso de la depresión o de otras patologías normalicen su funcionamiento.
En palabras del doctor Prieto Montalvo, jefe de Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (España), lo que se está haciendo es “provocar una regeneración en el funcionamiento de sus circuitos cerebrales”.
Uno de los beneficios de esta técnica es la precisión que se logra en la región del cerebro que se desea estimular.
Otros de los beneficios de esta técnica son los resultados clínicos en pacientes especialmente complejos y resistentes al tratamiento farmacológico, lo que abre una ventana de oportunidad para otros pacientes con depresión.