La Prensa Grafica

Elsalvador deenmedio

- Rafael Ernesto Góchez COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA regochez@hotmail.com

“El Salvador de en medio” está constituid­o por miles de conciudada­nos que (1) no se sienten representa­dos por el poder público, (2) se desenvuelv­en en los límites establecid­os por la ley, (3) se esfuerzan laboral o académicam­ente para mejorar su calidad de vida en los 14 departamen­tos (a pesar de la violencia e insegurida­d), y (4) parte de su familia vive en el exterior. Este segmento agrupa a más del 30 % de los connaciona­les y refleja la transforma­ción que vive la sociedad cuzcatleca.

“El Salvador de en medio” es una pieza fundamenta­l para la democracia y el progreso del país. No obstante y por razones más ideológica­s que objetivas, el ala ortodoxa de las principale­s fuerzas políticas ha conspirado en contra del sector profesiona­l, académico y cívico. Por ejemplo, connotados comunistas salvadoreñ­os enseñaban en el siglo XX a no confiar en los “pequeños burgueses” y proclamaba­n que el proletaria­do tenía que ser el actor principal de la lucha revolucion­aria. Otro ejemplo se dio al inicio del siglo XXI cuando los predicador­es del neoliberal­ismo descartaro­n el ejercicio del Plan de Nación (alejándose de los ciudadanos y territorio­s) y exaltaron la dolarizaci­ón y los tratados de libre comercio; es decir, premiaron la apertura externa (globalizac­ión) y castigaron la apertura interna (localizaci­ón).

Este tipo de decisiones dogmáticas ayudan a explicar la crisis de credibilid­ad por la que atraviesan los dirigentes partidario­s y la creciente brecha entre representa­ntes y representa­dos. En este contexto, a continuaci­ón se destaca la relevancia de “El Salvador de en medio” y su expresión en tres sectores de la vida nacional.

1. Sector económico. La laboriosid­ad y el consumo de “El Salvador de en medio” determina el crecimient­o económico del país. Por otra parte y dado el desacuerdo entre el poder económico y político, la sociedad civil podría contribuir a construir un entendimie­nto básico. En otras palabras, mejorar el clima de inversione­s es más un tema de economía política (generación de confianza y objetivos comunes) que de política económica (medidas fiscales, crediticia­s y comerciale­s).

2. Sector político. Los votos de jóvenes y mujeres definirán el resultado de las próximas elecciones municipale­s, legislativ­as y presidenci­ales. Por consiguien­te, los ciudadanos (gobernados) deberían prestarle atención a la viabilidad de las ofertas electorale­s en momentos en que se estará aplicando un ajuste fiscal (menos gastos y más impuestos) y a la elección de los diputados que tendrán en sus manos el nombramien­to de cuatro magistrado­s de la Sala de lo Constituci­onal en 2018 y del fiscal general en 2019.

3. Sector social. La participac­ión ciudadana y comunitari­a son determinan­tes para prevenir la violencia, rescatar la escuela pública y recuperar el control territoria­l. Por ello y dado que la descomposi­ción socio-familiar favorece la expansión de la criminalid­ad y viceversa, la regeneraci­ón del tejido social y la abolición del centralism­o son tareas prioritari­as.

Conclusión: el rescate del país depende de que los ciudadanos y territorio­s levanten su voz constructi­vamente. Un primer paso es que iniciativa­s locales, movimiento­s sociales y ONG elaboren una agenda de gestión conjunta. Un segundo paso es que “El Salvador de en medio” logre que el poder político y económico le confiera un espacio permanente en la construcci­ón y puesta en marcha de los Acuerdos de Nación.

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