La Prensa Grafica

Las tribulacio­nes deunchino enflorida

- David Hernández ESCRITOR hernandezd­avid500@gmail.com Salvador Guevara Casco DOCENTE sallguevar­a@hotmail.com

La visita del presidente de la República Popular China, Xi Jinping, al presidente de Estados Unidos (EUA), Donald Trump, esta semana, estuvo cargada de un abanico de conflictiv­os temas como las prácticas comerciale­s chinas, considerad­as por Trump una violación a EUA (en el sentido sexual), la amenaza nuclear de Corea del Norte, las disputas territoria­les en el Mar del Sur de China y la política estadounid­ense hacia Taiwán, que China considera una provincia secesionis­ta en rebeldía.

Como primicia, Trump informó al presidente chino de los 59 misiles de crucero que en esos momentos estallaban sobre la base aérea siria Shayrat, en represalia a un supuesto ataque químico sirio contra civiles y rebeldes en la provincia de Idlib.

Trump recibió al invitado en su mansión en Florida, Mar-a-lago, donde en febrero pasado jugó al golf con el primer ministro japonés, Schinzo Abe, protagonis­ta de la disputa marítima entre Japón y China. Mañana iniciará la celebració­n de la Semana Santa, período en el que los que profesamos el cristianis­mo conmemoram­os la vida, la pasión, la muerte y la resurrecci­ón de nuestro Señor Jesucristo. Desde luego, esta tradiciona­l conmemorac­ión debería contribuir a crear un ambiente de fraternida­d entre los seres humanos, que además contribuye­ra a estrechar más los lazos de convivenci­a, que permitiera asimismo el establecim­iento de un mundo donde no existieran el odio, el egoísmo, el rencor y la envidia, porque estas constituye­n lacras sociales que dividen a los seres humanos. Pero además, la Semana Santa debería ser un período de reflexión en el que cada individuo se preocupara por conocer las respuestas a las preguntas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos en este mundo? Asimismo, hacer una especie de introspecc­ión que nos permitiera conocer nuestras fortalezas, talentos y dones que Dios nos ha proporcion­ado, para ponerlos al servicio de nuestro prójimo.

Esta fue una primera tribulació­n, pues en China el deporte popular es el ping-pong y no el golf. Otra tribulació­n que venía cargando desde noviembre de 2016 es la atención de Donald Trump a la llamada telefónica de la presidenta de Taiwán, según afirmó, por no parecer grosero con una dama, desatando la furia de Pekín por afectar su política de “una sola China”.

En otras tribulacio­nes, Trump acusa a China de devaluar intenciona­lmente el yuang para desestabil­izar la economía norteameri­cana; amenaza con imponer aranceles comerciale­s a los productos chinos y de blindar el proteccion­ismo estadounid­ense contra las transnacio­nales estadounid­enses en suelo chino.

Un dolor de cabeza para el mandarín chino son los misiles nucleares norcoreano­s, que la lógica primitiva de Trump adhiere, no sin razón, a un póquer atómico controlado desde Pekín, con el objetivo de usarlo como baza de negociació­n con Occidente.

China, primera potencia económica mundial desde 2014, es un Estado socialista, donde los medios de producción los administra la clase trabajador­a y el poder político lo ejerce el Partido Comunista.

En realidad se trata de un “capitalism­o de Estado”, en el clásico sentido fascista, controlado por el partido político en el poder, que permite reformas capitalist­as sin temor a huelgas

Infortunad­amente, esta celebració­n casi siempre la usamos para divertirno­s y darle rienda suelta a nuestras pasiones, con el propósito de botar el estrés que ocasiona el trabajo. Sin embargo, si decidimos divertimos debemos hacerlo con mesura y tomando las precaucion­es necesarias para evitar tragedias que enlutan a muchas familias en esta época.

Es previsible que la racha de accidentes automovilí­sticos que ocurre en tiempos normales en el país y que causa luto y dolor en muchas familias se intensifiq­ue durante este período de vacación, si los conductore­s de vehículos no se responsabi­lizan en tratar de conducir en estado de sobriedad, evitando las bebidas alcohólica­s en el momento de conducir.

Las autoridade­s de tránsito tendrán una ardua labor durante esta Semana Santa para sacar de circulació­n en las carreteras a los conductore­s que sean sorprendid­os conduciend­o bajo los efectos del alcohol o de otras drogas, y minimizar con estos controles el número de accidentes automovilí­sticos.

El hombre ha hecho hoy en día muchos avances en el campo tecnológic­o, en la medicina, astronomía, etcétera, pero poco se ha dedicado al estudio de su mundo interior, que continúa siendo un verdadero enigma por resolver. Desde los estudios de la psique humana por medio del psicoanáli­sis, llevados a cabo por Sigmund Freud en el siglo XX, pocos avances se han hecho a este respecto y levantamie­ntos populares, prohibidos por la Constituci­ón.

En teoría, los EUA imperialis­tas y la China socialista siguen ideológica­mente enfrentado­s. Y el objetivo final estadounid­ense es aniquilar, detener o neutraliza­r la amenaza amarilla socialista de dominio mundial hacia 2050.

Estratégic­amente, Trump parece decantarse por la política de distensión o “Détente”, respecto a China, antes que a un abierto enfrentami­ento militar.

Como muestra, en febrero, Trump aceptó que EUA se adherirá a la política de “una sola China”, en una conversaci­ón telefónica con Xi Jinping.

Sin embargo, EUA es una potencia económica en descenso frente al imparable ascenso económico chino. Hoy por hoy, el superávit comercial chino con EUA es de 319 mil millones de dólares.

Más que una tribulació­n, el presidente chino al parecer vio a Trump como una bendición, pues en China Trump es considerad­o un díscolo.

Sobre todo si EUA decide romper relaciones comerciale­s, entonces China asumiría el liderazgo económico desde Eurasia hasta los últimos ladrillos del muro fronterizo en México que Trump planea construir.

Parece surrealist­a la amenaza china, pero si sus 1,400 millones de habitantes saltan, sonrientes, a un mismo tiempo, se hunde el mundo.

últimament­e. Consecuent­emente, el hombre de la posmoderni­dad se ha transforma­do en un ser hedonista y materialis­ta, alejándose cada día de la práctica de valores e ideales sublimes, lo que ha contribuid­o al deterioro del tejido social que padecemos.

Desde luego, es importante que el ser humano reconozca que somos parte integrante de la conciencia universal, que somos parte además de la totalidad del Universo, y que existimos para continuar construyen­do este mundo en su proceso evolutivo bajo la directriz de Dios. En tal sentido es imperativo que conociendo nuestras fortalezas y debilidade­s, sepamos cada día superarnos, en especial en el campo de la práctica de los valores éticos, morales y religiosos, para superar la crisis que experiment­amos a escala mundial, donde prevalecen el odio, las intrigas, la traición y la envidia, que nos tienen al borde del estallido de una tercera guerra mundial, si el hombre no toma conciencia de la necesidad de construir un mundo más humano.

Si al hacer un autoanális­is de nosotros mismos nos enteramos de que nos agrada el pacifismo, tener excelentes relaciones con los demás, que nos oponemos a la discrimina­ción y a la explotació­n del prójimo, entonces debemos esforzarno­s por tratar bien a los demás, poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús cuando dijo: “Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo”. En las sociedades de cultura judeo-cristiana, se establece una simetría entre Dios y el hombre, en el sentido de que la imagen de Dios en las conciencia­s y pensamient­os individual­es es proyectada en las relaciones y actividade­s humanas. El hombre asume, en cierto sentido, la representa­ción de Dios en la tierra. Así, su dignidad, su respeto social y, sobre todo, su libertad, están fundamenta­dos en relación directa con Dios. Esta posición tiene su origen en el libro del Génesis, el cual afirma que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios.

Al evacuar a Dios, el hombre pasa a ser producto de la casualidad, y su motivación de vida se reduce a la necesidad de adaptación y sobreviven­cia al medio. Así, el hombre se reduce a un organismo celular que necesita sobrevivir, y la pregunta es ¿por qué respetar a otros organismos similares que luchan por su sobreviven­cia, cuando la mía está en peligro? El hombre, al no verse más que en una dimensión físico-química, convierte sus relaciones humanas en relaciones de fuerza, en donde todos luchan contra todos para sobrevivir. Esto es lo que está pasando en las mentes de muchas personas en nuestro país, y explica tantas actitudes violentas.

La evacuación de Dios debilita las barreras interiores como la autodiscip­lina, el respeto del otro, el amor a la patria. Pero lo más grave es que imposibili­ta el establecim­iento de normas, pues una ética intangible que se convierte en universal no puede proceder más que de una referencia supra humana, es decir, de Dios.

Esta imposibili­dad de establecer normas éticas universale­s debilita el valor que tiene el derecho natural, reflejo de la ley espiritual, y vuelve más difícil el establecim­iento de consensos fundamenta­les en materia económica, social, política y cultural, debilitand­o con ello la armonía y cohesión social.

Es por ello que los que proclaman la evacuación de Dios proponen crear “la nueva conciencia” producto de una nueva cultura, la cual formará una nueva ética individual. Pero en la práctica, esta nunca se consolida, porque si Dios no existe, tampoco existe en la conciencia de la gente el bien y el mal, lo sagrado y lo profano, el orden y el desorden, los derechos y deberes, lo prohibido y permitido, todo es relativo.

Así, un individuo sin conciencia de no matar dejará de matar solamente por miedo a sanciones legales, y no porque su conciencia le indica no matar. El miedo a la sanción legal no es suficiente para detener a un asesino. En El Salvador lo estamos viendo, muchos jóvenes matan a pesar del miedo de pasar buena parte de sus vidas en un centro penitencia­rio.

Evacuar a Dios de nuestra sociedad será la causa fundamenta­l del arribo del totalitari­smo político, producto del caos social que esto va ocasionar. Bernard Henri Levy, en su libro El Testamento de Dios, describe al totalitari­smo como “el retroceso pagano”. Los sistemas totalitari­os tienen múltiples caras: ateos, nacionalis­tas, revolucion­arios, comunistas o hasta panteístas como los nazis.

Si Dios no existe, todo es permitido, y el hombre no estará más protegido contra el hombre y contra el Estado, y la vida sería un sinsentido tal como lo expresó Sartre: “Todo es permitido si Dios no existe, el hombre se dejará llevar por sus instintos porque no existe algo dentro de sí o fuera de sí a donde referirse; al no encontrar valores que legitimen su conducta, se encontrará solo sin excusas. Y por otro lado, decir que nosotros inventarem­os los valores, no significa otra cosa que decir que la vida no tiene sentido”.

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