Aterrizandolo macro
El país está pasando por una racha negativa de indicadores macroeconómicos que nos afectan a todos, en gran parte resultado de una irresponsable gestión. Hace apenas unas semanas el gobierno central no pagó una deuda al sistema de pensiones. Deuda que neciamente no se incluyó en el presupuesto 2017 que se aprobó en la Asamblea Legislativa. A raíz de esto, las casas calificadoras de riesgo castigaron a El Salvador disminuyendo su calificación crediticia a su nivel más bajo en décadas, muy por debajo de otros países de Latinoamérica y tan baja como la de Venezuela.
En ocasiones los indicadores macroeconómicos parecen ser muy fríos o etéreos. Hablar de inflación, deuda, PIB y más datos macro suele ser algo que a nivel individual no lo percibimos de manera tan directa ni nos llama mucho la atención. ¿Qué le va a importar al microempresario que es extorsionado a diario si el país se endeudó más o no? ¿Qué le va a importar a la madre soltera que tiene que decidir entre comer o mandar a sus hijos a la escuela si el PIB creció menos que toda la región? Con tantas necesidades y dificultades, es un reto difícil aterrizar estos temas y hacerlos parecer importantes.
Sin embargo, es necesario destacar que sí nos afectan. Los errores y aciertos de nuestros funcionarios afectan al ciudadano de a pie. El impago de la deuda a las pensiones y el deterioro de la calificación de riesgo harán que los intereses de la deuda que adquiera el Gobierno (ultimadamente pagada por usted, contribuyente) sea más cara. ¿Qué significa eso? Menos dinero disponible para inversión pública. Adicionalmente, para poder salir del impago, en estos últimos días se anunció un ajuste a varias carteras, incluyendo las de Educación y Salud. Es decir que esta administración, liderada por un exprofesor, exministro de Educación y quien prometió en campaña elevar la inversión en Educación pública al 6 %, le quitó más de $5 millones a esta cartera.
Y es en estas acciones donde se detona el efecto directo a la población: ¿En cuántos docentes debidamente remunerados se transforman esos $5 millones? ¿Cuántas diálisis se pueden ofrecer con los más de $4 millones que se le quitaron a Salud? ¿Cuántas medicinas pudieron haber sido compradas? Estemos de acuerdo o no con la ejecución de algunas de las políticas sociales del Gobierno, estas reducciones son servicios que deja de gozar la población. Las cifras dan aún más rabia cuando vemos que de su dinero (el de usted, contribuyente) están dedicando más de $4 millones a seguros médicos privados para los diputados de la Asamblea.
A pesar de los aprietos por los que podamos estar pasando como población, es importante informarnos. Es difícil cuando hay quienes sus condiciones les exigen que trabajen toda la semana y sus dificultades disminuyen la relevancia de preocuparse por los temas de país, pero entre más nos estemos informando, más probable es que exijamos resultados. Piense que a los funcionarios públicos que hacen una mala gestión les conviene tener a una población desinformada: entre menos enterados estemos nosotros, ellos tienen más margen de hacer tan mal trabajo como su mediocridad e incapacidad se los permita.