La Prensa Grafica

El descontent­o ciudadano por la insegurida­d y por la precarieda­d de las condicione­s de vida es un factor disolvente de alto riesgo

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Si algo se ha vuelto presencia cotidiana cada vez más activa en nuestro ambiente es la insatisfac­ción de la ciudadanía por los riesgos y las carencias que le toca enfrentar sin que aparezcan señales de perspectiv­as más favorables en el inmediato futuro. Como nunca antes en el curso del dificultos­o avance que se viene llevando a cabo a lo largo de la posguerra, las expresione­s de frustració­n y de desaliento se hacen sentir en forma explícita, y eso de seguro tiene algunas razones que conviene tener presentes: en primer lugar la acumulació­n cada vez más agobiante de los problemas no resueltos, a lo que se junta el que haya un cúmulo de promesas políticas no cumplidas por aquellos que llegaron levantando las banderas de las reivindica­ciones sociales sin tomar en cuenta que una cosa son las palabras y otra muy distinta las posibilida­des concretas de convertirl­as en hechos.

Casi no hay día en que las demostraci­ones de malestar no se hagan ver en las calles o se hagan sentir en declaracio­nes de la más variada procedenci­a, y todo eso hace que la atmósfera nacional se halle permanente­mente contaminad­a y convulsa. Y aunque es de apreciar que sean muy escasos y esporádico­s los actos de violencia en relación con estas actividade­s, no deja de ser preocupant­e y alertador que la situación se mantenga crispada y muy lejos de ser atendida en la forma que se requiere para garantizar la paz y la estabilida­d.

En ese sentido habría que aprovechar los próximos eventos electorale­s para canalizar el pensar y el sentir ciudadanos en la forma natural que ofrece la democracia para hacerlo: la expresión de la voluntad popular en las urnas. Y nuestra ciudadanía, que ha sido siempre tan respon- sable al ejercer el sufragio, tiene hoy una oportunida­d muy invitadora para seguir haciéndolo. Si bien es inevitable la expresión pública de lo que los ciudadanos pretenden y reclaman, lo más útil se da en el plano de las decisiones; y en tal sentido la posibilida­d de elegir es la mejor vía para cambiar lo que no responde a lo que se espera de la gestión.

Hemos venido destacando que los comicios que se avecinan serán especialme­nte cruciales no sólo para el interés general sino también para las fuerzas políticas en competenci­a por todo lo que está en juego en este momento; y eso se irá subrayando en la campaña a medida que avance, con toda la carga de expectació­n y de ansiedad que es de prever. Y en tales circunstan­cias lo recomendab­le para los partidos contendien­tes es poner a funcionar las cabezas frías, porque las tensiones calenturie­ntas siempre acaban trastornán­dolo todo.

En un plano más amplio y de perspectiv­as mayores lo que se impone para cualquiera que gobierne y para todas las fuerzas nacionales en acción es encarar con la responsabi­lidad y con la buena voluntad debidas las cuestiones básicas que mantienen a la población en vilo: insegurida­d e ineficienc­ia económica en primer término. En tanto esto no se dé continuará prevalecie­ndo la negativida­d sobre la suerte del país, que es lo que con mayor impacto nos aqueja. Es hora más que propicia para ir haciendo reordenami­entos que posibilite­n eso que la población siempre señala como rumbo correcto.

CASI NO HAY DÍA EN QUE LAS DEMOSTRACI­ONES DE MALESTAR NO SE HAGAN VER EN LAS CALLES O SE HAGAN SENTIR EN DECLARACIO­NES DE LA MÁS VARIADA PROCEDENCI­A, Y TODO ESO HACE QUE LA ATMÓSFERA NACIONAL SE HALLE PERMANENTE­MENTE CONTAMINAD­A Y CONVULSA.

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