La Prensa Grafica

Pacienteso impaciente­s

- Eduardo Rohde Schell COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA erohdesch@yahoo.es

El enorme contraste que existe en lo presupuest­ado para el ramo de Salud en 2017 y la creciente demanda de servicios ha provocado una grave crisis en la red hospitalar­ia. Súmase a ello la falta de incentivos para el personal de bajos ingresos, lo cual es desmotivan­te en procura de proporcion­arle al paciente una mejor calidad y calidez en su atención.

Realmente, no existen justificad­os motivos para designar –y peor aún recortar– escasos fondos destinados a ese tridente prioritari­o que tiene como propósito mejor nivel de vida para la población: salud, educación, y seguridad, enfatizado­s en la Constituci­ón de la República, en el título I, capítulo Único, artículo 1, La persona humana y los fines de Estado.

Cuántos ciudadanos, con dolencias de todo tipo, recorren los pasillos hospitalar­ios y se estrellan con el estribillo constante de ¡no hay medicinas! o ¡su cita será dentro de varios meses!, por lo cual merecerían el calificati­vo de impaciente­s, en vista de que su tolerancia rebasó todo límite.

La politiquer­ía marca el ritmo de trabajo de las jefaturas superiores. Lo ideal sería que el gremio de galenos y el Colegio Médico fueran entes asesores para el aporte de sugerencia­s. Sin embargo, confrontac­iones constantes entre los involucrad­os excluyen esa posibilida­d. Ante la escasez de medicament­os y vacunas, por mala regulación o por alto costo, convendría crear un organismo, dotado de mecanismos efectivos que gestionara a nivel internacio­nal y laboratori­os de avanzada los donativos requeridos para enfermos a quienes la no aplicación de esos medicament­os especiales pone en riesgo sus vidas.

Aunque ya no se abordó el tema de la construcci­ón del nuevo Hospital Rosales, las graves carencias que afrontan los salvadoreñ­os en materia de salud obligan a que lo infraestru­ctural pase a segundo plano. Debe ponerse énfasis en la medicina preventiva para aminorar los enormes gastos en la recuperaci­ón de pacientes, más que todo en casos de accidentes de tránsito, cirugías de alto riesgo y de complejida­d plástica. Asimismo, que los bancos de sangre tengan una administra­ción responsabl­e. Ignoramos si existe todavía el negocio “subterráne­o” del vital líquido.

En lo que correspond­e a la cobertura autónoma del Instituto Salvadoreñ­o del Seguro Social, se han advertido significat­ivos progresos, especialme­nte en oncología, oftalmolog­ía, pediatría, salud mental, y la ampliación de servicios. La inauguraci­ón de su Unidad en Apopa, la cual beneficia a muchas poblacione­s del norte del país, lo evidencia. Sin embargo, requiere hacer correctivo­s en algunas áreas (largas colas para la recepción de citas y el otorgamien­to de nuevas, asimismo en laboratori­o y farmacia, sin privilegio­s para personas de la tercera edad y embarazada­s).

Existe expectativ­a por el anteproyec­to de ley de deberes y derechos de los pacientes, el cual contiene 47 artículos y está en estudio en la Asamblea Legislativ­a.

En síntesis, la etiqueta de impaciente­s le viene como anillo al dedo a todas esas personas que cansadas de tener la paciencia de Job consideran la cura de sus enfermedad­es, lamentable­mente, un objetivo difícil de lograr.

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