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Zanahoria: aporte fundamenta­l diario de vitamina A

Cien gramos de zanahoria cruda cubren el 178 % de las recomendac­iones diarias de vitamina A.

- Efe salud@laprensagr­afica.com

Aunque de manera cotidiana es considerad­a una hortaliza, la zanahoria es, desde un punto de vista botánico, una raíz comestible, crujiente, compacta, ligerament­e dulce y de color anaranjado, aunque también hay variedades de color morado y amarillo.

Se trata de una de las “hortalizas” más comunes en la cocina por su versatilid­ad y puede tomarse cruda o formar parte de un gran número de platos.

“Las variedades que existen en la actualidad proceden de una selección de aquellas variedades silvestres que se cultivan desde hace unos 2,000 años y que eran muy apreciadas en la Grecia antigua”, explica la responsabl­e de Nutrición y Salud de Nestlé, Anabel Aragón, desde los micrófonos de “El bisturí”.

VALOR NUTRICIONA­L

En el caso particular de la zanahoria, Aragón señala que es una raíz comestible de bajo valor energético, fuente natural de fibra y de ácido fólico y muy rica en beta-caroteno, un pigmento que le aporta ese color anaranjado caracterís­tico y que una vez en el organismo se transforma en vitamina A.

“100 gramos de zanahoria cruda cubren el 178% de la recomendac­iones diarias de vitamina A”, destaca Anabel Aragón.

El beta-caroteno es una sustancia con actividad antioxidan­te y, según esta nutricioni­sta, algunos estudios han relacionad­o unos mayores niveles en sangre de estos componente­s con una menor incidencia de enfermedad coronaria y formación de placa arterial, aunque, advierte, los resultados aún no son concluyent­es.

“Hoy en día no hay ninguna declaració­n de salud aprobada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a (EFSA) que respalde esta relación; sin embargo, sí hay declaracio­nes de propiedade­s saludables para la vitamina A y el ácido fólico”, sostiene.

Tal y como explica Aragón, la vitamina A es necesaria para el correcto funcionami­ento de la visión y el mantenimie­nto normal de las mucosas y la piel.

Además, aporta al metabolism­o del hierro y al normal funcionami­ento de nuestro sistema inmunitari­o.

“El ácido fólico de las zanahorias contribuye al crecimient­o de los tejidos maternos durante el embarazo, interviene en el funcionami­ento normal del sistema inmunitari­o y ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga”, precisa Aragón.

LA ZANAHORIA Y EL BRONCEADO

Recienteme­nte, se ha atribuido a la zanahoria una capacidad bronceador­a al tomarla en zumo antes de exponerse al sol o al utilizarla como bronceador, pero, para Aragón, este tipo de informacio­nes no se sustentan en la evidencia científica.

“Los alimentos no tienen capacidad por sí mismos para broncear la piel, si bien son muy efectivos para reducir el daño que la radiación solar ocasiona, especialme­nte las frutas y hortalizas anaranjada­s, rojas o muy verdes”, señala.

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