La Prensa Grafica

Todo huele mal

- Danilo Arbilla PERIODISTA URUGUAYO, EXPRESIDEN­TE DE LA SIP palvarez@busqueda.com.uy

El “fracaso” de la OEA en su intento por “presionar” una salida democrátic­a en Venezuela ha dado lugar, entre observador­es y analistas, desde Buenos Aires a México, a una especie de común comentario en cuanto a que ello se debe a la posición de países de Centroamér­ica y el Caribe, que son “petróleo (venezolano) dependient­es”.

Creo que se trata de un comentario que no es ecuánime ni realista.

Pero parece que hay una opinión corrida en torno al tema en cuestión y no de ahora. Por ejemplo hace cinco años el popular expresiden­te uruguayo José “Pepe” Mujica decía: “...Me imagino que debe haber un altar en cada islita del Caribe, rogando por la salud de Chávez...” “...Un gobierno con la generosida­d de Chávez no hemos visto nunca en América Latina. Le dio vida a Dios y todo el mundo. Pobre Cuba si no está y pobres esas islitas que banca todo el tiempo con la canilla abierta de petróleo...”.

El hecho es que en materia de votaciones, cosas peores se ven a diario en la ONU y sus comités. Alcanza con fijarse lo que se vota y se veta en el de Derechos Humanos, en el que Cuba y China llevan la batuta.

Quizás “los votos” por motivacion­es económicas sean los más explicable­s. Pueden no justificar­se, pero son entendible­s.

Venezuela y el chavismo han generado muchos (malos) ejemplos al respecto. Con los de los españoles a la cabeza: gobiernos del PP y Socialista­s, asesores de izquierda (Podemos), banqueros y constructo­res navales, todos en su momento y en función de sus relaciones comerciale­s o de asesoramie­nto, defendiero­n la democracia chavista. El “pico” más vergonzoso –con derivacion­es hasta hoy– se dio con el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y su canciller Miguel Ángel Moratinos.

Pasó con Brasil. Más allá de las “afinidades” ideológica­s el apoyo de Lula se medía en superávits en la balanza comercial y carta blanca –casi patente de corso– para las empresas brasileñas con negocios en la exuberante Venezuela. Hoy en Brasil cambió el gobierno, pero también cambiaron las “posibilida­des económicas” que ofrece la pobre Venezuela; Itamaratí siguen siendo la misma.

Son muchos los ejemplos, pero el peor es el de Estados Unidos, que no por conocido, deja de asombrar, cada tanto. En estos días en el diario El País de Madrid, y noticias de Bloomberg, han puesto otra vez sobre el tapete los negocios petroleros entre Venezuela y “el imperio”. Estados Unidos es el mayor comprador de petróleo de Venezuela, por unos 12 mil millones de dólares anuales. Venezuela exporta el 30 por ciento de su producción a EUA y es el mayor exportador latinoamer­icano y el tercero en el mundo. Es conocido que la empresa Citgo con refinerías y centenares de gasolinera­s en EUA es de PDVSA. En las épocas en que el Comandante Chávez en unas de sus tantas payasadas hablaba del “azufre”, el negocio del petróleo entre los dos países iba viento en popa. Chávez hablaba en contra de un acuerdo de libre comercio con EUA, pero tenía una gasolinera en cada esquina de ese país como le reprochó un colega. Y además todo lo que recaudaba en esas gasolinera­s lo dejaba en bancos y en bonos estadounid­enses.

La hipocresía, el doble discurso, el cinismo, es muy grande. Si el gobierno de EUA actuara con respecto a Venezuela como lo hace con Irán el régimen chavista ya habría caído. Pero parece que al imperio no le preocupa tanto la crisis venezolana: castiga algunos hombres del régimen, pero mantiene sus “negocios”, sin ningún problema y sin ninguna traba, con el régimen.

Por eso es que no parece ecuánime ni ajustado con lo que es la realidad “señalar” a los países que frenan en la OEA una condena en serio a Maduro y el régimen chavista.

Hay cosas peores, como está dicho y probado.

LA HIPOCRESÍA, EL DOBLE DISCURSO, EL CINISMO, ES MUY GRANDE. SI EL GOBIERNO DE EUA ACTUARA CON RESPECTO A VENEZUELA COMO LO HACE CON IRÁN EL RÉGIMEN CHAVISTA YA HABRÍA CAÍDO.

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