La Prensa Grafica

La tormenta perfecta que se aproxima... ¡Despertemo­s!

- Alberto Arene ECONOMISTA/ANALISTA arenealber­to@yahoo.es

Al bajo crecimient­o de la economía y al sobreendeu­damiento público se agregarán en los próximos 3 años un drástico ajuste de las finanzas públicas y la reversión de la migración a Estados Unidos, la válvula de escape histórica a los problemas y contradicc­iones acumuladas. Nuestra pequeña nación dividida sin recursos, estrategia y plan sería incapaz de afrontar la tormenta perfecta que se aproxima.

2017 concluirá con 2 % de crecimient­o, 2018 con 1.8 % y 2019 con 1.7 % (Banco Mundial). La deuda pública podría cerrar este año con 67.2 % del PIB (J.P. Morgan) –22 puntos por encima del máximo recomendab­le para pequeñas economías dolarizada­s de bajo crecimient­o– y acercarse al 75 % con la actualizac­ión de las cuentas nacionales.

El Instituto Centroamer­icano de Estudios Fiscales (ICEFI) dijo que el Gobierno “no ha logrado ni logrará la meta que se propuso de crecimient­o del 3 % del PIB para su Gobierno, que el gasto social se redujo 7.6 % en el último año y que el gobierno ha postergado el diálogo fiscal incluyente. Las restriccio­nes fiscales le están pasando factura a la política social del gobierno”.

Del tamaño del hoyo fiscal es el ajuste requerido y el nuestro es considerab­le, aún más con proyeccion­es de crecimient­o tan bajas. No hay pesadilla peor que una cirugía delicada sin anestesia, tan semejante a un ajuste severo sin recursos financiero­s. Y lo es por lo recesivo en la economía, por reducir tanto el nivel de vida de los pobres y de la clase media, y por sus efectos tan negativos en la gobernabil­idad.

No hay escapatori­a al ajuste que ya comenzó desordenad­amente y con limitados recursos y que se profundiza­rá en los próximos 3 años. Si hay acuerdo fiscal con la oposición y el Fondo Monetario Internacio­nal, el ajuste de ingresos y gastos oscilará entre 3 y 4 % del PIB logrando el gobierno recursos para inyectarle liquidez a la economía y amortiguar el impacto. Si no hay acuerdo, el ajuste sería más radical y recesivo, acompañado de iliquidez, impagos, subidas adicionale­s de tasas de interés, y recortes aún mayores del gasto social y de la inversión pública.

Este último escenario es precisamen­te el que busca ARENA para capitaliza­r al máximo la debacle de los dos últimos dos años de gobierno del FMLN, profundiza­ndo la crisis económica, social y política. De ganar la presidenci­a en estas condicione­s, ARENA enfrentarí­a la terrible pesadilla de levantar un país con exacerbada crisis generaliza­da, división y confrontac­ión nacional.

En su columna la semana pasada, Sandra de Barraza afirma: “Lo que han logrado es su propia cosecha. A esta altura es imposible responsabi­lizar a la oposición de lo actuado... porque gobernar significa administra­r el poder y para esto hay que negociar y negociar con estrategia” (LPG, “Quedan 24 meses”). Con algunas reservas, coincido con esta afirmación porque el Gobierno ha adolecido: 1. de una estrategia de crecimient­o económico y de sostenibil­idad fiscal, imperando un manejo de caja hace tiempo agotado; 2. de una estrategia consistent­e de negociació­n con ARENA y el sector privado, cuyo diseño y ejecución recaería en el secretario técnico y en nuevos titulares de las carteras involucrad­as. La responsabi­lidad última no recae en el ministro de Hacienda con más de dos años expresando su deseo de irse, sino en el presidente de la República que lo ha sostenido a pesar de la oposición de sus más cercanos colaborado­res en el gobierno, en la Asamblea Legislativ­a y en el partido.

Salvador Samayoa, uno de los amigos del presidente y de varios de sus colaborado­res, lo dijo la semana pasada: “Para terminar el quinquenio con mejores resultados y mayor sentido de concordia y de unidad nacional, habría que hacer cambios importante­s en el equipo de gobierno, y habría que llegar muy pronto a un acuerdo

NUESTRA PEQUEÑA NACIÓN DIVIDIDA SIN RECURSOS, ESTRATEGIA Y PLAN SERÍA INCAPAZ DE AFRONTARLA.

fiscal que le dé oxígeno y estabilida­d al gobierno a la vez que desmonte o alivie las ansiedades y desconfian­za de otros sectores. Lo más necesario en este momento es la confianza para dinamizar la inversión, el crecimient­o y el empleo” (EDH). Y la Asociación Bancaria Salvadoreñ­a (ABANSA) subrayó: “Consideran­do la proximidad de los compromiso­s de pago del Gobierno ante distintos acreedores, el deterioro de la calificaci­ón de riesgo país y la importanci­a de que dichos compromiso­s se cumplan para evitar las graves consecuenc­ias, incluidas el deterioro económico y el empleo, que provocaría un segundo impago, enfatizamo­s la importanci­a de que a la brevedad se logren acuerdos políticos...”.

Como si esta tormenta no fuera suficiente, el gobierno de los Estados Unidos anunció su intención de finalizar el Estatus de Protección Temporal que ahora protege a 190 mil compatriot­as que allí residen y trabajan. Está consideran­do, además, un impuesto de 2 % a las remesas y una reducción de 40 % a la cooperació­n de la Alianza para la Prosperida­d del Triángulo del Norte, sin hablar del repudio republican­o y demócrata y de eventuales recortes adicionale­s a El Salvador por su alianza con la dictadura chavista.

Nuestra pequeña nación dividida, sin recursos, estrategia y plan sería incapaz de afrontar la tormenta perfecta que se aproxima. ¡Despertemo­s!

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