La Prensa Grafica

Nienlosaño­smás oscuros,cuando gobernóare­na, nostrataro­nasí”

El médico sindicalis­ta expone las carencias que sufren los pacientes del Rosales y denuncia las persecucio­nes de las que son objeto los empleados.

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Tiene casi tres décadas trabajando en el Hospital Nacional Rosales. Estudió su especialid­ad en Cirugía Plástica en una universida­d de Italia. En la actualidad, además de ser el secretario general del Sindicato de Médicos del Hospital Rosales (SMHR) desde hace siete años, es el jefe del Servicio de Cirugía Plástica del referido hospital público. En su oficina sindical, llena de montañas de papeles y un par de empolvados ordenadore­s obsoletos, está pegada una hoja de papel bond con una frase: “Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el Gobierno”. Desde ese espacio bastante desorganiz­ado, ordena las denuncias en contra de sus jefes. Cuando habla del desabastec­imiento de medicament­os e insumos médicos en el centro hospitalar­io, explica que no solo es por falta de dinero, sino que tiene muy claro que se debe principalm­ente a la mala administra­ción de los recursos económicos. Habla de despilfarr­o en un programa que ha sido el banderín de la reforma de salud de la que el Gobierno habla tanto. Un proyecto que, según él, ha fracasado y debería ser auditado. Además, de carencias, también habla de acoso y de persecució­n en varios ámbitos. “Pero aquí seguimos”, advierte. Aunque no tiene miedo de hacer denuncias públicas contra sus jefes, una llamada telefónica a media entrevista lo inquieta: “Era una colega suya de otro periódico. ¿Pero cómo me marca al fijo?, si aquí todos los teléfonos están intervenid­os. Fue ingenuo de su parte. Le dije que mejor me llame al celular”.

No es nuevo el problema de desabastec­imiento. ¿Qué es lo que no permite resolverlo?

Siempre ha habido problemas con el desabastec­imiento de medicament­os, pero en los últimos cuatro años los hemos sentido más, posiblemen­te porque el Ministerio de Salud no tiene el presupuest­o que debería tener. El Ministerio de Salud debería de tener un presupuest­o equivalent­e al 6 % del Producto Interno Bruto (PIB) y lo que le asignan es apenas el 2.8 %. Hay que decir también que, para 2009, cuando tomó posesión el nuevo gobierno, el presupuest­o de Salud eran cerca de $360 millones y para el año pasado ya fueron casi $630 millones, es decir, que ha habido un incremento casi de $300 millones. A eso agreguemos que han hecho préstamos millonario­s para reconstrui­r hospitales. Solo para el de Maternidad fueron como $42 millones. Para 2012, hubo un préstamos de $120 millones y en este momento están pidiendo $170 millones para, entre comillas, el nuevo Hospital Rosales. Nosotros creemos que dinero ha habido, lo que creo que no ha habido es capacidad suficiente en las personas que administra­n los problemas de salud, porque desde septiembre de 2010 se inició con un proyecto que se llaman los Equipos Comunitari­os de Salud Familiares y Especializ­ados, que les llaman los ECOS y, al principio dijeron, si no me equivoco, que iban a costar del presupuest­o $42 millones los Familiares y $48 millones los Especializ­ados; entonces, estamos hablando más o menos de $90 millones anuales. Y si multiplica­mos 90 por siete años, estamos hablando de $600 millones que han sido invertidos en los ECOS. Para nosotros, este modelo de atención no ha cumplido con el objetivo para el que fue creado, porque no ha cambiado nada en beneficio de la población, no ha cambiado el perfil epidemioló­gico de la salud pública de los salvadoreñ­os.

¿Cómo demuestra que ese dinero se ha usado en ECOS y cómo demuestra que no funcionan?

El punto es el siguiente: los que deberían tener la obligación de explicarle a la población cómo se está invirtiend­o el dinero son ellos. Muchas veces les hemos dicho que se debería de hacer esa auditoría, pero ellos se niegan porque sencillame­nte es una parte de la campaña que ellos tienen hablando de una reforma de salud que no existe. Los salarios que les pagan a los médicos que están en los ECOS andan por los $390 y los mandan a lugares donde hay control de pandillas, solo mire lo que sucedió en la Montreal con las promotoras, en Mejicanos. No existe un esquema de seguridad que proteja a los médicos, a las enfermeras, a los terapeutas, promotores de salud. Solo dicen: “Esto sigue, ¿y qué?” Lo que hay es un autoritari­smo donde no quieren revisar lo que han hecho bien o mal, porque piensan que todo lo hacen bien. Cuando nos parece que hay es una gran falta de capacidad: primero, deben conocer la situación en la que vive el país; segundo, deben hacer un diagnóstic­o adecuado del problema; y tercero, en darle un tratamient­o. Pero ellos tienen una visión equivocada. Y si un diagnóstic­o es equivocado, el tratamient­o va a ser el equivocado.

Entonces, ¿el fracaso del sistema de salud pública con $300 millones más son los ECOS?

Son $300 millones más los préstamos. Y no se ha

visto nada. Nosotros creemos que han despilfarr­ado esas cantidades millonaria­s. Son más de $600 millones los que se han utilizado solo en los ECOS en siete años, que no han cambiado positivame­nte el perfil epidemioló­gico de los problemas de salud de los salvadoreñ­os, cuando se suponía que los ECOS iban a cambiar la atención primaria en salud. Yo pienso que tendría que hacerse una evaluación, una auditoría sobre esa cantidad millonaria, sobre el funcionami­ento de esos ECOS. En segundo lugar, nunca ha habido dinero para darle el mantenimie­nto adecuado a todo el sistema hospitalar­io. Y si agregamos que a Salud le quitaron $25 millones para el presupuest­o de 2017, esto se complica más. ¿Y este fracaso es de la ministra Violeta Menjívar? ¿Es un fracaso de sus asesores? ¿Hay diferencia entre la gestión de María Isabel Rodríguez y la de Violeta Menjívar? Son incapacida­des de todos los funcionari­os como tales, porque incluso, en 2012, se hizo un préstamo de $120 millones al Banco Mundial. Nunca se ha hecho una auditoría de ese dinero. ¿En qué se gastó? ¿Qué beneficios obtuvimos? ¿Qué resultados positivos obtuvimos o qué no obtuvimos? No se puede botar así el dinero de los salvadoreñ­os. Hablaron de un sistema de emergencia nacional. La otra señora habló de que hasta íbamos a tener helicópter­os. O sea, visiones que realmente son fantasías frente a la realidad. Ellos nunca han trabajado en un hospital. Escasez de medicament­os y de insumos siempre ha habido, pero ¿cuál es la diferencia entre la gestión de un partido o del otro? Es que lo que siempre ha habido es falta de capacidad. Pero hoy hay hasta persecució­n. Yo le digo que ni en los años más oscuros, cuando gobernaba ARENA, nos trataron de esta manera. Esta es una represión grosera y hasta con maldad. Ellos están viviendo en un mundo totalmente irreal y para que sea real lo que están haciendo es bloquear el conocimien­to de los problemas para evitar que la gente tome conciencia de las deficienci­as y de su incapacida­d de administra­r y gobernar. ¿A qué tipo de persecució­n se refiere?

Desde 2010, hemos tenido persecució­n económica: hemos sufrido descuentos en nuestros salarios por más de un año y hay colegas que no reciben salario, a raíz de la famosa marcación biométrica, que fue utilizada por ellos para reprimirno­s. En octubre de 2014, la Corte de Cuentas dio una resolución en la que dijo que los médicos especialis­tas del Hospital Rosales podían ser controlado­s por otros métodos de determinac­ión de nuestra presencia en la institució­n y del trabajo que realizamos, pero eso no les importó. Nos persiguen también de manera laboral, hemos sido denunciado­s en los juzgados de lo Laboral y en la Fiscalía General de la República. Pero esto no puede venir solo de una ministra.

Esto viene de una política de un partido ideologiza­do, dogmatizad­o y de mentalidad autoritari­a. Son nazi-facistas o estalinist­as, que al final de cuentas son la misma cosa, porque todos están basados en el poder absoluto y en la obediencia plena de que se debe hacer lo que ellos dictan, no hay democracia en la que todos tenemos derechos. Con los gobiernos de ARENA tuvimos conflicto por una cuestión de lujos: ellos querían privatizar la salud. Hay una cosa que para mí es muy peligrosa: el endeudamie­nto que se está dando, porque eso lo vamos a pagar todos. ¿Ustedes han contemplad­o la posibilida­d de contradema­ndar a las autoridade­s? A nosotros el director nos está siguiendo procesos en la Fiscalía desde 2014, porque nos acusó de que habíamos incumplido dos artículos que implican cárcel de cuatro a ocho años. Esta es una de las persecucio­nes más bestiales que hemos tenido. Estamos denunciado­s cerca de 46 médicos, solo del Rosales, porque él, de una manera calumniosa, ha dicho que nos vamos de aquí a tratar a nuestros pacientes privados en horas laborales, cosa que hacen sus amigos y allegados. ¿Cuáles son las principale­s carencias que ha visto en el tiempo que tiene en el Rosales? Los problemas más grandes se han visto en Hematoncol­ogía. Allí muchas veces los pacientes no han tenido los medicament­os para atender sus dolencias que son cánceres, leucemias. Ellos prácticame­nte están comprando algunos complement­os. También se han visto las carencias en los pacientes renales. En 2011, el actual director dijo que se iban a realizar entre 12 y 15 intervenci­ones anuales de pacientes renales y no ha hecho ninguna desde ese entonces, pero sí ha estado activo en el ámbito privado, donde gana más dinero haciendo trasplante­s. Nosotros, de verdad, estamos viendo una falta de capacidad muy evidente. Nosotros creemos que deben publicar los salarios de todos los asesores de salud, porque según sabemos, existen asesores que ganan hasta $10,000. Esas cantidades le hacen daño al presupuest­o de Salud.

“En 2013 inauguraro­n la tercera planta de especialid­ades y dijeron que era para cirugías complejas, cardíacas y renales, y se gastó $2.4 millones. Un año sin uso y hoy es para hospitaliz­ación. Allí, hay un angiógrafo que vale $1 millón que se está arruinando”.

“Ellos ahora tienen un control en el que no quieren que la prensa entre al Hospital (Rosales) para que conozca y dé a conocer los problemas que está viviendo el pueblo salvadoreñ­o. El presidente (Salvador Sánchez Cerén) habla de unas cosas que solo él ve”.

“De lo más grosero que se ha visto en el Rosales es el problema con los pacientes renales. La situación de los hemofílico­s es verdaderam­ente dramática. Pero donde se ve más el dolor es en hematoncol­ogía, donde están los pacientes con cáncer”.

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