La Prensa Grafica

Meditemos en el evangelio de San Juan 3, 16-18

- Por P. Dennis Doren,

Tanto amas al mundo, Dios Padre Santo, que entregas a tu Hijo único, Jesucristo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna. El que cree en Él no será condenado; me invitas a creer en Él, así como en ti, Padre Santo, y en el Espíritu Santo. Me invitas a contemplar el misterio de tu Trinidad. Se trata de la verdad central de mi fe y de toda vida cristiana y de un misterio inaccesibl­e para mi inteligenc­ia y que tú mismo me revelaste.

Tu amor por mí nunca ha disminuido y nunca lo hará. Por este amor me entregas la creación y a tu mismo Hijo Jesucristo, y me das el don del Espíritu Santo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu fui bautizado, y en su nombre se me perdonan los pecados. Al comenzar y al terminar muchas oraciones, especialme­nte la Santa Misa, me dirijo al Padre, por mediación de Jesucristo, en unidad del Espíritu Santo. “¡Dios es mi Padre! Si lo meditas, no saldrás de esta consolador­a considerac­ión. ¡Jesús es mi amigo entrañable!, que me quiere con toda la divina locura de su corazón. ¡El Espíritu Santo es mi consolador!, que me guía en el andar de todo mi camino. Piénsalo bien. Tú eres de Dios... y Dios es tuyo” (San Josemaría Escrivá, Forja, n. 2). Hoy puedo contemplar el hermoso misterio, del cual provengo y hacia el cual voy. Así puedo, Señor, renovar la misión de vivir en comunión contigo y de vivir la comunión entre nosotros. No estoy llamado a vivir sin los otros, por encima o en contra de los otros, sino con los otros, por los otros y en los otros, lo que significa acoger y testimonia­r no solo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios, que habita en mí. Tu Trinidad es también “el fin último hacia el cual está orientada mi peregrinac­ión terrenal”. Recordando para qué fin, para qué gloria existo, trabajo, lucho, sufro, y a cuál inmenso premio estoy llamado, tu misterio trinitario abraza toda mi vida y todo mi ser cristiano. Te adoro, Dios, tres veces Santo: Padre que nos has creado, Hijo que nos has redimido con tu sangre, Espíritu Santo que nos santificas con las gracias que nos concedes todos los días. Haz que guarde en mi alma tu semejanza o imagen, a fin de que un día me reconozcas y reine contigo en la eternidad. ¿Y qué hace el Padre? El Padre es el principio, el Padre que ha creado todo, nos ha creado a nosotros. ¿Qué hace el Hijo? ¿Qué hace Jesús? Nos ama, y además lleva la Palabra de Dios; Jesús viene a enseñarnos la Palabra de Dios. ¿Qué ha hecho Jesús en la Tierra? Nos ha salvado. Y Jesús ha venido para dar su vida por nosotros. El Padre crea el mundo, Jesús nos salva y el Espíritu Santo, ¿qué hace? ¡Nos ama! ¡Nos da el amor! El Padre crea el mundo, Jesús nos salva y el Espíritu Santo nos ama. Y esta es la vida cristiana: hablar con el Padre, hablar con el Hijo y hablar con el Espíritu Santo. Mi propósito en este día: rezar con conciencia y reflexiona­ndo las palabras del Credo.

(Legionofch­rist.com; Regnumchri­sti.com).

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador