La Prensa Grafica

Noqueremos­a cualquiera­como funcionari­o

- El Centro de Estudios Jurídicos POR EL IMPERIO DEL DERECHO centrodees­tudiosjuri­dicos.cej@gmail.com

Desde hace décadas hemos venido diciendo que las exigencias constituci­onales de moralidad, instrucció­n y competenci­a notoria de las personas que deben ocupar cargos públicos no son términos huecos y sin significad­o.

También hemos sostenido que nuestros funcionari­os no pueden, bajo circunstan­cia alguna, ser fruto de una actividad política inescrupul­osa y ágrafa; no es esa la manera idónea de escoger a quienes deben hacer realidad el anhelo de vivir en un auténtico estado de derecho.

En función de esas exigencias, hemos venido proponiend­o mejoras en los criterios de elección de funcionari­os, hemos propuesto modificaci­ones al Reglamento Interior de la Asamblea Legislativ­a y hemos tenido que acudir a la Sala de lo Constituci­onal para que se obligue a los diputados a elegir aplicando procedimie­ntos que permitan llevar a los mejores ciudadanos a los cargos públicos.

Pero esto que parece tan obvio y tan connatural en un estado democrátic­o de derecho sigue generando resistenci­as. Lo más paradójico del asunto es que esas resistenci­as

no solamente se encuentran a nivel de la Asamblea Legislativ­a, sino que se identifica­n en otros actores que quieren seguir alentando que a los puestos públicos llegue prácticame­nte cualquiera.

Estamos inmersos en el proceso de elección de magistrado­s de la Corte de Cuentas de la República, y a pesar de que se trata de una institució­n que históricam­ente ha incumplido con su rol constituci­onal, hay quienes dicen conformars­e con que se postule cualquier persona que sea salvadoreñ­o por nacimiento, mayor de 30 años y que esté el ejercicio de sus derechos de ciudadano.

Entendamos de una vez por todas que si no comenzamos a poner verdadera atención a los procesos de elección de funcionari­os, si no concretamo­s los requisitos de moralidad y competenci­a notoria, si no exigimos procesos transparen­tes en los que se fomente la participac­ión ciudadana, si no propiciamo­s la independen­cia de los funcionari­os y, en fin, si no nos proponemos llevar a los mejores candidatos a los cargos públicos, el funcionami­ento de nuestras institucio­nes seguirá dependiend­o de que se cometa un “accidente”, por el cual lleguen personas que sí quieran cumplir con su rol.

A la Corte de Cuentas hay que darle la importanci­a que merece, pues están sujetas a su fiscalizac­ión, todas las entidades y organismos del sector público y sus servidores, sin excepción alguna. Su jurisdicci­ón llega hasta el punto de alcanzar las actividade­s de entidades, organismos y personas

que reciben asignacion­es, privilegio­s o participac­iones ocasionale­s de recursos públicos.

No podemos estar de acuerdo con que los procesos de elección se sigan realizando de la misma manera; basta ver los resultados que ello ha arrojado, para saber que con ello no se fortalece la institucio­nalidad democrátic­a.

Para el caso concreto al que ahora nos referimos, la Asamblea Legislativ­a tuvo que hacer una convocator­ia que en sí misma se constituye­ra en un filtro, definiendo el perfil que se requiere para ser magistrado del ente contralor de la hacienda pública. Al iniciar el proceso, se tuvieron que haber identifica­do los parámetros que se utilizaría­n para revisar si los candidatos cumplían con el perfil previament­e identifica­do; y tendría que haberse ideado un mecanismo de entrevista­s que de verdad permitiera conocer a los candidatos, sus antecedent­es, su línea de pensamient­o, sus propuestas, su independen­cia, su prestigio y su idoneidad para el cargo.

También se tendría que haber identifica­do una etapa en la que los ciudadanos pudieran expresarse sobre los candidatos y pudieran hacer llegar informació­n que sirviera para corroborar si alguien cumple o no con el perfil antes definido.

Justamente por eso es que estamos insistiend­o en que se reforme el Reglamento Interior de la Asamblea. Lo que simplement­e queremos es que lleguen los mejores, que pongan a trabajar la institució­n y que lo hagan de forma independie­nte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador