La Prensa Grafica

Reflexione­s sobreel significad­ode sermaestro enelmesdel maestro salvadoreñ­o

- Ana María Glower de Alvarado EX VICERRECTO­RA ACADÉMICA DE LA UES anamaria.glower@gmail.com

El rol docente ha exigido una transforma­ción profunda y trascenden­tal a lo largo de la historia de la educación. En pleno siglo XXI en tiempos de abundancia cognitiva, de sociedad conectada y en red esta propone nuevos retos al maestro que debe ser consciente de las nuevas habilidade­s que implica su rol docente.

Don Simón Rodríguez, Gran Maestro de todos los tiempos y Maestro de Simón Bolívar, llamado también Maestro de América, expresa: “El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda a aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instruccio­nes sigue enseñando virtualmen­te todo lo que se aprende después, porque enseñó a

aprender”. (Rumazo González, 1980:85).

Rodríguez hizo también un análisis sobre los conceptos de Profesor, Catedrátic­o y Maestro ya que, según él, no se puede confundir los dos primeros con este último y por eso hace las aclaracion­es siguientes: “¡Hágase una diferencia entre Profesor, Catedrátic­o, i Maestro”. (Rodríguez).

EL MAESTRO, dice Rodríguez, más que un profesor, será un “aprendedor” si se permite el neologismo; será un aprendiz con un poco más de experienci­a que sus estudiante­s, pero no por ello dejará de ser un coaprendiz, que participa con sus alumnos en la maravillos­a aventura del espíritu que es descubrir y difundir el conocimien­to.

“PROFESOR es el que se dedica EXCLUSIVAM­ENTE al estudio de un ARTE o de una Ciencia y lo prueba, a veces, aplicándos­e a ENSEÑAR”. (Rodríguez).

“CATEDRÁTIC­O es el que enseña SENTADO en ALTO; porque, Cátedra significa puesto superior o eminente: i no se usa dar este título, sino al que enseña Teología, Filosofía, Derecho o Humanidade­s. Pero, puede uno ser Profesor o Catedrátic­o i no ser Maestro” (Rodríguez).

El Maestro es, pues, aquel que sabiendo para sí, es capaz de inducir a aprender, porque nadie puede aprender si no desea y esa es su tarea, hacer que los niños y niñas quieran aprender que no es lo mismo que repetir.

Mis queridos MAESTROS Y MAESTRAS, es importante y necesario que analicemos y pensemos en cuál de estos conceptos encajamos, cuál debe ser nuestro papel y nuestros desafíos como Maestros de cualquier nivel educativo, para poder darle a este país profesiona­les con la calidad académica que se merece.

El Maestro no debe perder de vista los fines de la educación, los cuales van desde la equidad, el educar para la vida, el desarrollo humano, el pleno desarrollo de la personalid­ad del alumno, la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamenta­les y en el ejercicio de la tolerancia, de la autonomía y de la libertad dentro de los principios democrátic­os de convivenci­a, la adquisició­n de hábitos intelectua­les, la práctica de los valores, etcétera.

Los retos o desafíos que enfrenta el maestro o la maestra en la acción educativa son múltiples, complejos, diversos y singulares y están guiados por esperanzad­or del reencuentr­o en el pensamient­o creador y profundame­nte ético que ha orientado por siempre el acto educativo.

Los maestros y las maestras deben tender puentes para unir a hombres y a mujeres y el amor y la comprensió­n sellarán para siempre esta alianza, en una sociedad democrátic­a, justa con oportunida­des equitativa­s para todos y para todas.

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