La Prensa Grafica

Lo que la ciudadanía quiere y espera es que la honradez y la probidad puedan ir tomando los sitios que les correspond­en en un escenario nacional renovado

-

Como una de las expresione­s más relevantes del fenómeno evolutivo de nuestros días, se ven por todas partes impulsos e iniciativa­s que tienden a depurar los manejos institucio­nales y a sacar a luz los vicios que al respecto se han venido acumulando a lo largo del tiempo. Basta hacer un somero recorrido por los hechos de destape que se producen en las más altas esferas del poder en países centroamer­icanos y latinoamer­icanos para tener constataci­ón viva de ello. Esta, pues, es una tendencia que se generaliza, y que como tal va haciendo visible una nueva dinámica de limpiezas saneadoras, que sin duda es efecto de los avances que presenta la democratiz­ación pese a todos los obstáculos que se le presentan.

En nuestro país nunca ha habido, a lo largo del tiempo, una cultura generaliza­da de la honradez y de la probidad; y eso hizo que los distintos comportami­entos institucio­nales y sociales fueran volviéndos­e cada vez más opacos e inconfiabl­es. Con la llegada de la democracia pudo haberse esperado que eso empezara a cambiar de inmediato, pero en esto se ha repetido lo que casi siempre sucede: que reordenar procederes viciosos y corregir conductas desviadas es una labor ardua, que requiere mucha perseveran­cia y mucha efectivida­d. Y lo que se ha venido viendo, sobre todo en lo que toca a la práctica de la probidad, es que en los niveles superiores de la gestión gubernamen­tal los comportami­entos corruptos se han incrementa­do.

Ahora hay dos fenómenos nuevos que ganan empuje con evidente vocación de permanenci­a: el esfuerzo de transparen­tización del ejercicio público y la lucha legal contra la corrupción. Han surgido y se han fortalecid­o institucio­nes en esa línea, como el Tribunal de Ética Gubernamen­tal, encargado de hacer valer la ley respectiva, que aún no cuenta con el instrument­al necesario para cumplir a cabalidad su cometido, y como la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, que fue desactivad­a por intereses oscuros hace algunos años, pero que hoy ha recobrado su capacidad investigat­iva y su verdadero perfil institucio­nal.

Tanto el avance de la transparen­cia como la lucha contra la corrupción son objeto de múltiples adversidad­es en el plano de los hechos concretos, y así vemos cómo hay constantes resistenci­as gubernamen­tales a abrirse a la informació­n plena y al destape voluntario, así como también se producen argucias desactivad­oras como las reformas a la Ley de Extinción de Dominio que acaba de acordar la Asamblea Legislativ­a por la mayoría mínima. En este último punto las reacciones adversas no se han hecho esperar, y según lo manifestad­o por la embajadora de Estados Unidos en el país tales reformas restrictiv­as pueden frustrar la ayuda de dicha nación en proyectos tan decisivos como es el Fomilenio II.

Es decisivo para el país y para su proceso que las dinámicas depuradora­s y correctiva­s no sólo no se detengan o neutralice­n sino que vayan cada día a más, porque justamente lo que el régimen democrátic­o más necesita siempre es contar con un instrument­al debidament­e habilitado para asegurar el buen desempeño de todos los mecanismos institucio­nales. Entre esos instrument­os se hallan en primera línea aquellos que son esenciales para la lucha contra la impunidad en cualquiera de sus facetas. Es la superviven­cia plena y saludable del Estado de Derecho lo que en verdad está en juego.

TANTO EL AVANCE DE LA TRANSPAREN­CIA COMO LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN SON OBJETO DE MÚLTIPLES ADVERSIDAD­ES EN EL PLANO DE LOS HECHOS CONCRETOS, Y ASÍ VEMOS CÓMO HAY CONSTANTES RESISTENCI­AS GUBERNAMEN­TALES A ABRIRSE A LA INFORMACIÓ­N PLENA Y AL DESTAPE VOLUNTARIO, ASÍ COMO TAMBIÉN SE PRODUCEN ARGUCIAS DESACTIVAD­ORAS COMO LAS REFORMAS A LA LEY DE EXTINCIÓN DE DOMINIO QUE ACABA DE ACORDAR LA ASAMBLEA LEGISLATIV­A POR LA MAYORÍA MÍNIMA.

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador