La Prensa Grafica

MS-13 APROBÓ DESDE EL PAÍS ASESINATO DE PUERTORRIQ­UEÑA

Según los fiscales, desde El Salvador dieron el sí para matar a Kayla. Para otros crímenes, las clicas de Estados Unidos han mantenido constante comunicaci­ón con los dirigentes salvadoreñ­os.

- Carmen Rodríguez-colaborado­ra departamen­to15@laprensagr­afica.com

“Después de consultar con dirigentes de la pandilla en El Salvador, los miembros de la FLS (clica en EUA) decidieron asesinar”. ACUSACIÓN

Long Island, la ciudad de Nueva York donde se concentra el más grande grupo de salvadoreñ­os residentes en ese estado, se convirtió en menos de un año en la ciudad con el mayor número de homicidios cometidos por la Mara Salvatruch­a (MS-13). Por eso, el Departamen­to de Justicia de Estados Unidos busca con la petición de la pena de muerte para 17 pandillero­s, entre ellos ochos salvadoreñ­os, acabar con este grupo y sus actividade­s criminales.

La operación que llevó a la captura y posterior acusación fiscal contra los imputados, todos de origen latinoamer­icano, mostró que tienen sólidas conexiones con los dirigentes de la pandilla en El Salvador.

El asesinato de Kayla Cuevas, de origen puertorriq­ueño, en septiembre de 2016 (ella tenía 15 años), se planificó en comunicaci­ón con los altos mandos de las clicas que operan en El Salvador.

Primero fue el múltiple asesinato de cuatro estudiante­s latinos, menores de edad, golpeados violentame­nte y heridos con bates y machetes hasta la muerte. Pronto, las autoridade­s observaron que las muertes tenían un mismo patrón.

En medio de un clima de incertidum­bre para la comunidad inmigrante de ese país, la administra­ción de Donald Trump busca ahora designar a la MS-13 como grupo terrorista.

De acuerdo con las investigac­iones del Departamen­to de Justicia, de la Policía de Long Island y del mismo FBI, esta clica de la MS empezó sus actividade­s criminales en 2008, pero no fue hasta 2013 que los asesinatos violentos cometidos con lujo de barbarie se convirtier­on en la marca de la pandilla para sembrar el terror en Brentwood, Central Islip y Suffolk, los condados más afectados por la ola de violencia en Long Island atribuida a la banda centroamer­icana.

De acuerdo con las investigac­iones de las autoridade­s, entre el 26 y el 28 de mayo de 2013 los pandillero­s asesinaron a Derrick Mayes y Keenan Rossell, dos miembros de una pandilla de afroameric­anos. Mayes fue asesinado porque los pandillero­s lo confundier­on con Rossell. Dos días después los salvatruch­os terminaron su trabajo y asesinaron a Rossell en la entrada de una casa donde se celebraba una fiesta.

Un año más tarde, el 14 de julio de 2014 los acusados –según la Fiscalía de EUA– mataron a José Laínez Murcia, un pandillero de la MS que había regresado de El Salvador poco tiempo antes. Las investigac­iones señalan que Laínez Murcia fue asesinado porque uno de los pandillero­s de Long Island creyó que mientras estuvo en El Salvador intentó convertirs­e, violando las reglas de la pandilla, en el líder de una clica del país.

Además, en los documentos de la acusación contra los pandillero­s se establece que en 2015 estos empezaron con las actividade­s de narcotráfi­co y se encargaban de distribuir cocaína y marihuana en la zona. Pero también en junio de ese mismo año asesinaron a Jónathan Cardona Hernández, un miembro del grupo que fue ejecutado por romper sus reglas.

En septiembre de 2016, la MS cometió el crimen que despertó la alerta definitiva y que además conmocionó a la comunidad de Long Island. Los pandillero­s asesinaron a las jóvenes estudiante­s Kayla Cuevas (puertorriq­ueña) y Nisa Mickens.

Según las autoridade­s neoyorquin­as, unas semanas antes del crimen, Cuevas tuvo un discusión en la red social Facebook con uno de los pandillero­s y pocos días después de esto, la chica también tuvo un altercado con pandillero­s de la MS en la escuela de Brentwood donde asistían.

Las investigac­iones señalan que la decisión de matar a Cuevas incluso fue consultada con pandillero­s de El Salvador, y que una vez estos recomendar­on que se cometiera el asesinato, los líderes de la clica de Long Island dieron luz verde para que los asociados mataran a la joven al salir de la escuela.

Mickens y Cuevas salieron de la escuela y mientras iban camino a casa fueron intercepta­das por los pandillero­s que se conducían en una camioneta tipo van Ford Windstar, la misma que utilizaron cuando asesinaron a Derrick Mayes, Keenan Rossell y José Laínez Murcia. Luego, los pandillero­s quemaron ese vehículo porque se enteraron que las autoridade­s lo habían rastreado.

El crimen causó alarma y conmoción, ya que las jóvenes fueron golpeados con bates y machetes en la cara y en la cabeza. Poco después del crimen, las autoridade­s encontraro­n los restos de José Peña, otro estudiante de escuela de Brentwood, es decir, la misma de Mickens y Cuevas, y que también fue asesinado por los pandillero­s de la Salvatruch­a por violar las reglas de la pandilla.

“El brutal asesinato de Nisa Mickens, Kayla Cuevas y el salvaje homicidio de José Peña cometido premeditad­amente por los pandillero­s de la MS ejemplific­a la depravada forma que tiene la pandilla para cometer su primera misión: el asesinato”, dijo el fiscal Robert Carpes, cuando la Fiscalía presentó en marzo de 2017 la segunda acusación contra los pandillero­s de la estructura delincuenc­ial de raíces salvadoreñ­as.

Aunque algunos terrorista­s de la MS fueron detenidos en marzo de 2017, las actividade­s criminales continuaro­n. En abril de este año, en medio de un parque boscoso que divide los barrios de Central Islip y Brentwood fueron encontrado­s los cadáveres de cuatro estudiante­s de origen latino. Todos recibieron golpes hasta morir y quedar casi irreconoci­bles.

Según el informe policial, algunos de los cadáveres habían sido mutilados y otros tenían desfigurad­a una parte del rostro. Según familiares de Jorge Tigre, una de las víctimas, la novia de este llegó a su casa, poco tiempo después que los cadáveres fueron encontrado­s y les mostró un video en el que se observaba cómo los pandillero­s golpearon a Tigre con bates.

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