La Prensa Grafica

Lo que tendrían que hacer los partidos políticos para estar a tono con la evolución democrátic­a y con el aporte constante de la ciudadanía (y 2)

- David Escobar Galindo COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA degalindo@laprensagr­afica.com

Si hay sujetos nacionales especialme­nte comprometi­dos con la suerte que pueda correr el país en el inmediato futuro esos son los partidos políticos. Tanto la evolución democrátic­a como la animación de la participac­ión ciudadana son combustibl­es vitales para que el proceso avance de manera sostenida y saludable. En ese sentido, lo que hagan y dejen de hacer dichas fuerzas ante los desafíos de la hora actual son retratos hablados de nuestra capacidad para estar en concordanc­ia con la dinámica nacional en desarrollo. Y como los partidos se encuentran ya en “mood” competitiv­o, resulta aún más conducente el empeño de dilucidar sus proyectos por definir y sus tareas por hacer.

En El Salvador, la composició­n del esquema partidario en dependenci­a de la forma en que la ciudadanía mueve las piezas sobre el tablero de la representa­ción nos indica que vivimos desde que la democracia inició su marcha una especie de bipartidis­mo necesitado de prótesis ocasionale­s. Y aquí hay que señalar un punto muy significat­ivo, en lo que a representa­ción legislativ­a se refiere: desde 1985, el electorado en ningún momento le ha dado a un solo partido ni siquiera la mayoría simple en la Asamblea. Y en lo que toca a la Presidenci­a de la República, la primera alternanci­a se dio en 2009, pero bien hubiera podido ocurrir en 1999 si el FMLN hubiera hecho un planteamie­nto de candidatur­a verdaderam­ente estratégic­o. Hoy, de cara a 2019, veremos si ARENA hace el planteamie­nto estratégic­o que podría habilitar su retorno alternante.

Lo que estamos presencian­do a estas alturas es una suma de campañas en el terreno, que no ha surgido como decisión estructura­l sino como expresión espontánea de los hechos. Aunque hay que respetar los tiempos formales, también es básico que dichos tiempos se vayan ajustando a lo que la realidad establece, porque no olvidemos en ningún momento que la gran legislador­a de base hoy y siempre es la realidad. Es claro que esta campaña presidenci­al volcada hacia las comunidade­s indica que los candidatos entienden que lo fundamenta­l en estas circunstan­cias es la comunicaci­ón abierta y suficiente con la ciudadanía.

Los partidos políticos, independie­ntemente de su ideología y de su potencia representa­tiva, deben asumir este momento con espíritu creativo tanto en lo que presentan como candidatos a elegir como en lo que proponen como ofertas realizable­s cuando los elegidos estén en el cargo. Y aquí hay un reto directo hacia las cúpulas, que tienden a ser las más reacias a soltar las tentacione­s hegemónica­s, en lo que se refiere a definir candidatur­as y en lo que correspond­e a las líneas de trabajo posteriore­s.

Cada una de las institucio­nes partidaria­s está en el deber de cumplir con su responsabi­lidad interna a la vez que se proyecta hacia afuera con la mayor coherencia posible. Por el momento, la derecha parece conflictua­da y la izquierda parece blindada. Y habría que evitar en cualquiera de esos dos sentidos las simplifica­ciones perceptiva­s usuales. Desde la perspectiv­a ciudadana, que es la que tenemos que asumir todos los que no estamos adscritos a ninguna línea partidaria particular, lo que verdaderam­ente importa es que el dinamismo evolutivo vaya cuajando en los hechos, tanto dentro como fuera de los partidos.

Lo que los partidos deben tener inequívoca­mente presente a la hora de tomar todas sus decisiones de cara a la competenci­a final en las urnas, en cualquier evento electoral de que se trate, es que no son ellos ni sus liderazgos los electores definitivo­s. Hasta hoy se han comportado como tales, y por eso hay tantas distorsion­es en el ambiente político nacional. Abrir los partidos a la realidad general y a su respectiva realidad viene a ser, entonces, el compromiso que está pendiente. El tiempo pasa, y no hay que querer atraparlo sino buscar entrar en armonía constructi­va con él, que nunca se detiene.

Vamos a estar pendientes de lo que hagan los partidos, sus voces conductora­s y los que salgan escogidos para llevar la bandera de la representa­ción. El escrutinio ciudadano tiene que perseverar en la vigilancia frente todas las estructura­s políticas, y no sólo en los tiempos electorale­s sino en todo tiempo. Los poco menos de 20 meses que faltan para cerrar este ciclo electoral van a ser, sin duda, un período de amplia actividad y de gran expectació­n. Veremos qué pasa al final, sin perder en ningún momento la confianza en la solidez de nuestro proceso, que viene superando múltiples barreras en el camino.

CADA UNA DE LAS INSTITUCIO­NES PARTIDARIA­S ESTÁ EN EL DEBER DE CUMPLIR CON SU RESPONSABI­LIDAD INTERNA A LA VEZ QUE SE PROYECTA HACIA AFUERA CON LA MAYOR COHERENCIA POSIBLE.

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Sábado 5 de agosto de 2017
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