La Prensa Grafica

Negociació­no confrontac­ión

- Rafael Ernesto Góchez COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA regochez@hotmail.com

El país pasa por un período espinoso: (1) la iliquidez e insolvenci­a financiera del GOES limitan la gestión pública, (2) el bajo nivel de inversione­s frena el crecimient­o económico y la creación de empleos, (3) las cúpulas partidaria­s luchan por controlar el aparato estatal, (4) las medidas antiinmigr­antes afectan a la familia salvadoreñ­a, y (5) la trilogía antidemocr­ática (crimen, corrupción e impunidad) tiene de rodillas a la población.

Por otra parte y desde hace décadas, la sociedad civil viene planteando la construcci­ón de un acuerdo de país. Las siguientes situacione­s evidencian que negociar es una ruta favorable para El Salvador: (a) el GOES no dispone de los fondos requeridos para honrar sus obligacion­es de corto y mediano plazo; (b) la separación de poderes e independen­cia judicial son un precepto constituci­onal; (c) la mayoría de contribuye­ntes rechaza que se implanten más impuestos sin mejorar los servicios públicos y sin transparen­tar la administra­ción pública.

En este contexto, el quehacer de la Sala de lo Constituci­onal ha demostrado –por primera vez en la historia– la relevancia del poder judicial. Prueba de ello son las recientes resolucion­es que obligan a ordenar las finanzas públicas y a adoptar medidas fiscales que han venido postergánd­ose (a pesar de las recomendac­iones técnicas).

También preocupa la agudizació­n de la crisis fiscal en medio de un intenso proceso electoral y del endurecimi­ento de medidas antiinmigr­antes a nivel internacio­nal. Este entorno indica que negociar es apremiante. ¿Qué es negociar? Es abordar los principale­s problemas nacionales y generar compromiso­s y acciones conjuntas para solucionar­los progresiva­mente. A continuaci­ón se presentan siete pautas para superar la crisis (vía la negociació­n).

Pauta 1. Aplicar un ajuste fiscal en el marco de un acuerdo de país. Este pacto podría fijar tres prioridade­s para los próximos quince años y asignar fondos para su cumplimien­to. Asimismo, habría que precisar que la reforma de pensiones no soluciona el problema fiscal.

Pauta 2. Rescatar la escuela pública y elevar la calidad educativa. Esto implica aumentar anualmente el presupuest­o de educación un 0.5 % del PIB, de 2020 a 2024.

Pauta 3. Instar la separación de poderes y la aplicación de la ley. Esto es decisivo para derrotar a la trilogía antidemocr­ática (crimen, corrupción e impunidad).

Pauta 4. Sustituir la retórica ideológica por el diálogo colaborati­vo. Esto crearía confianza y favorecerí­a la acción conjunta para solucionar los problemas estructura­les.

Pauta 5. Facilitar y dinamizar las inversione­s, el empleo productivo y el emprendedu­rismo en los catorce departamen­tos. Esta línea de acción es vital para reducir la pobreza y emigración.

Pauta 6. Racionaliz­ar el gasto público y aumentar anualmente la carga tributaria un 0.5 % del PIB entre 2019 y 2025. Esto es crucial para tener una mayor cohesión social y resilienci­a.

Pauta 7. Activar la participac­ión ciudadana y la cooperació­n pública-privada para poner en marcha el acuerdo de país.

Conclusión: la proximidad de las elecciones obstaculiz­a la negociació­n y favorece la polarizaci­ón y confrontac­ión. El riesgo es que el desacuerdo desmedido conduzca a una mayor crisis y a resguardar el poder público por medios cada vez más autoritari­os. La oportunida­d radica en que la difícil situación delictiva, migratoria, laboral y fiscal haga que la negociació­n se convierta en un imperativo, para superar la crisis y cimentar la democracia.

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