La Prensa Grafica

Triada antropológ­ica salvadoreñ­a

- Ricardo Sosa EXPERTO EN SEGURIDAD Y CRIMINOLOG­ÍA Twitter: @jricardoso­sa

Nuestro amado país El Salvador desde la visión antropológ­ica tiene tres caracterís­ticas bien marcadas en las últimas décadas: 1) una sociedad marcada por la violencia de manera generacion­al, 2) somos muchos viviendo en un territorio pequeño y 3) somos el único país en el mundo que tiene más del treinta por ciento de su población total viviendo en el exilio.

Desde tiempos previos a la conquista nuestro país ha estado marcado por ser una sociedad violenta e intolerant­e y en cada una de las etapas de aparente paz nadie nos ha enseñado a convivir y dejar en el pasado esas etapas de exacerbaci­ón de violencia; el final del siglo anterior se registra una guerra civil armada que causó más de setenta mil muertos y siete mil desapareci­dos. Esta sangre derramada no fue suficiente para que los liderazgos de ese entonces asumieran el papel histórico de generar condicione­s de armonía, convivenci­a y que se cumpliera el ideario de los Acuerdos de Paz.

Previo, durante y posterior a la guerra se iniciaron las condicione­s de emigración tanto del interior del país al ahora denominado el Gran San Salvador, de igual forma y en particular hacia Estados Unidos en donde en la actualidad viven más de tres millones de salvadoreñ­os, pero en Canadá, Australia, España, Italia y más recienteme­nte Belice ya son colonias considerab­les de nuestros compatriot­as.

En la emigración han existido y persisten dos condicione­s transversa­les: insegurida­d y falta de oportunida­des de trabajo convirtién­dose en las dos principale­s debilidade­s de la presente década; en lo cual existe pérdida del territorio convirtien­do a nuestro Estado en débil ante el crimen organizado.

Los desplazami­entos forzados internos y externos obligan a huir del país para salvaguard­ar la vida en especial a los jóvenes entre los 15-29 años. Y los que no logran huir no tienen oportunida­des de continuar sus estudios de tercer ciclo y bachillera­to o encontrar un trabajo. Pero hay un desplazami­ento que le denomino “económico” porque en el interior del país son más escasas las oportunida­des de empleo de calidad y tiene que venir a buscar empleo al Gran San Salvador.

Por lo anterior desde el enfoque criminológ­ico basado en prevención y la informació­n que proporcion­a la Antropolog­ía es necesario y sugiero que nuestros líderes y gobernante­s nos enseñen a convivir, a potenciar y practicar una cultura de paz para desarrolla­r la sana convivenci­a, en esto las municipali­dades deben de ser actores primordial­es con el apoyo de los gobernador­es. En segundo lugar se debe de implementa­r todos los esfuerzos para que los jóvenes regresen a estudiar en sus escuelas o por programas en línea. Tercero, el gobierno debe de generar las condicione­s de seguridad física, jurídica y ciudadana para que la empresa privada genere los empleos. Estas oportunida­des de empleo deben de considerar la instalació­n de empresas, plantas de producción y tecnología fuera del Gran San Salvador con desarrollo de viviendas con los beneficios que el gobierno y la municipali­dad pueda facilitar a los inversioni­stas. Finalmente el Estado salvadoreñ­o debe de recuperar el territorio al crimen organizado y brindar los servicios básicos asistencia­les para el desarrollo humano. Es necesario la unidad del país, que exista un plan de desarrollo que trascienda gobiernos y que ponga al centro a los ciudadanos con ejes básicos de seguridad, salud, empleo y educación, es posible bajo esta visión romper con esta triada del mal que frena el desarrollo y crecimient­o.

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