ENTRE NUEVAS VIDAS Y RESCATES
Katherine González es una joven salvadoreña quien, a sus 21 años, divide su tiempo entre el estudio, el trabajo y la labor como voluntaria. Tiene un lustro de formar parte de la unidad de rescate vertical de la Cruz Verde Salvadoreña y desde hace dos años
La historia de Katherine González es una camándula de obstáculos y pequeños triunfos. Cuenta que desde muy joven trabajó junto a su madre en un pequeño negocio instalado afuera de su casa. Ella era la encargada de salir a vender las pupusas que su mamá elaboraba. La madre, Hellen Victoria, logró sacar adelante por sí misma a sus tres hijos. A Katherine le tocó canjear las horas de diversión con sus amigos por las labores del negocio familiar. Más adelante, combinó su tiempo entre los estudios de enfermería y el trabajo en la pupusería. Actualmente trabaja en la unidad de emergencias del Hospital
1.º de Mayo del Seguro Social.
Si llevar trabajo y estudio juntos es un reto para la mayoría, Katherine ha logrado hacer espacio para su otra pasión: ayudar al prójimo como rescatista de Cruz Verde Salvadoreña.
La joven se ha destacado en un campo que por años ha sido dominado por hombres.
Uno de los rescates en los que tuvo mayor protagonismo fue el de un anciano que cayó al fondo de un barranco. Lamentable- mente, el hombre murió debido a los golpes. Para recuperar el cuerpo, Katherine debió descender a más de 60 metros. El trabajo fue demandante, ya que se trataba de una persona de más de 170 libras de peso.
¿Qué mensaje les da a los jóvenes del país? Los invita a buscar una vida alejada de la violencia y los vicios y a ocupar su tiempo en cosas productivas, como aprender un oficio o colaborar con instituciones. Ese es su llamado: ayudar el prójimo y luchar por sus sueños. “Con la ayuda de Dios y las ganas de salir adelante todo es posible”, asegura. Ella lo ha aplicado, aunque esto signifique arriesgar su propia vida por salvar la de otro.