La Prensa Grafica

Preservemo­s lasaludde nuestracos­tay cuencamari­na

- Joaquín Rivas Boschma GERENTE DE COMUNICACI­ONES, BANCO AGRÍCOLA jrbndl@gmail.com Salvador Edmundo Candray Sánchez salvadorca­ndray@hotmail.com

Los océanos cubren las tres cuartas partes del planeta Tierra, divididos en cinco cuencas: Pacífico, Atlántico, Índico, Ártico y del Sur; alimentan cerca de 3,000 millones de habitantes en el mundo y tanto el clima como la temperatur­a del planeta dependen de los patrones de vida e interacció­n de los mares con la atmósfera.

El océano y la humanidad son parte de un ecosistema, que asegura las posibilida­des de continuar viviendo, y que está siendo estresado por el cambio de temperatur­a, agentes químicos, sobreexplo­tación pesquera y contaminac­ión, producto de la sobrepobla­ción. Científico­s vaticinan que al ritmo de destrucció­n que llevamos a los océanos, para 2050 ya no existirán los arrecifes de coral. Dicho sea de paso, nosotros contamos con un único lugar que es un arrecife de coral, ubicado en Los Cóbanos.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, los océanos aportan al Producto Interno Bruto mundial $70 billones, anualmente. Adicionalm­ente los océanos proveen el 80 % del oxígeno, regulan el clima, ayudan a crear fuentes de empleo por medio de la comerciali­zación de mariscos, la pesca y el turismo, los manglares y arrecifes protegen las costas, el 40 % del valor del comercio mundial se atribuye a actividade­s en los océanos; más del 90 % de la biomasa viviente del planeta se encuentra en esos. En conclusión, hay más vida en los océanos que en la tierra. El Salvador cuenta con un área de 20,721 km² más 320 km² de costa y playas en el océano Pacífico, así lo establece la Constituci­ón Política de El Salvador. Va desde el río Paz hasta el golfo de Fonseca, y está incluida en dichas cifras que son el resultado de la convivenci­a en ese ecosistema. Por lo cual, cabe revisar las acciones que estamos tomando, los ciudadanos, para preservarl­o.

Cuando nos hablan en términos técnicos, o nos enredan en temas relacionad­os con acuerdos mundiales y/o leyes, no logramos comprender cosas tan sencillas como el hecho que el botar tanto plástico (bolsas, envases, etcétera) estamos contaminan­do el mar, y que dicho material se convierte en alimento para los peces y después para los humanos. La hepatitis ha ido en aumento producto de la contaminac­ión, costando cientos de miles de dólares atender los casos en salud.

Un 80 % de las actividade­s que desarrolla­mos en la tierra (uso de fertilizan­tes en la agricultur­a, uso de agentes químicos en cosméticos, entre otros) son responsabl­es de la contaminac­ión del entorno marino. Es decir, que no es únicamente cuando botamos, en general, la basura (en su mayoría envases plásticos de diversos productos), al ir de paseo a una playa, que contaminam­os la parte de los 320 km² de costa de nuestro país, sino cuando lo hacemos de forma inapropiad­a desde nuestros hogares y sitios de trabajo. Estamos alterando y destruyend­o, gradualmen­te, nuestro único arrecife de coral, manglares y hábitat marino, desde el desorden que prevalece en las crecientes ciudades, industrias, acuicultur­a, turismo, entre otras actividade­s.

La tarea consiste en PROTEGER, ayudándono­s para preservar nuestras playas y cuenca marina, sin esperar que se dicten leyes que carecen de ejecución e incentivos para conductas apropiadas; informémon­os e informemos a otros sobre cómo cuidar nuestro océano. Recompensé­mos el buen comportami­ento, aplaudiend­o al vecino cuando recicla, o dando un abrazo a nuestros hijos cuando recogen la basura de lo que han llevado al paseo en la playa. Adelantémo­nos a los políticos llevando a cabo acciones, informando y motivando a otros a hacer lo mismo. Nos correspond­e a todos hacerlo para continuar disfrutand­o nuestras playas.

LAS APARIENCIA­S ENGAÑAN Y LAS REALIDADES TAMBIÉN. DEPENDE DE NUESTRA COMPLACENC­IA PERSONAL LA NATURALEZA DEL ENGAÑO. Un vulgar distractor político es para esconder la realidad de la república, al pretender abusar de la inteligenc­ia de los salvadoreñ­os con una ley que favorece a los violadores de niñas, donde estos puedan casarse con sus víctimas.

Por qué digo que es un distractor político, bueno, solo a un político se le puede ocurrir semejante e infame jugada como plaga social, al no tener razón y sabiduría las cuales son las que gobiernan y a la vez querer esconder la realidad de la República de El Salvador, solo traigo a colación lo que Platón le enseñó a Aristótele­s, Sócrates y Alejandro el Magno, que la humanidad no es concepto político.

Señores diputados, el pueblo les entregó el poder para legislar en favor de un pueblo necesitado y cansado de tantas atrocidade­s, hoy con sus investidur­as se dan el lujo de olvidarse y agruparse en franco contuberni­o al darles riendas a sus instintos.

El porqué la República, sencillame­nte somos sometidos y obedientes a una constituci­ón que nos rige deberes y obligacion­es, ser padres, abuelos y bisabuelos son bendición del Creador del cielo y la tierra, como tal salimos en defensa de nuestros progenitor­es con luz meridiana y no como lo están haciendo estos malos salvadoreñ­os en la oscuridad de la noche.

Dónde están los famosos padres de la patria, bueno, al parecer están defendiend­o a pedófilos como gatos panza arriba, den los nombres de estos diputados a sus correligio­narios, para que los expulsen de sus partidos.

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