EL CASO DE NARCOTRÁFICO QUE LLEVÓ A LA FGR HASTA SACA
Un informante dijo a investigadores que el abogado Víctor Melgar facilitaba trámites a los pandilleros ante jueces. La FGR grabó las llamadas del abogado y descubrió que también hizo tratos con Saca.
El 12 de febrero de 2016, investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC) se reunieron con un informante para recibir datos sobre una estructura criminal vinculada al narcotráfico. En aquel momento, las autoridades empezaron a intervenir las llamadas de un teléfono vinculado al caso. Dicho procedimiento los llevó a conocer el caso de intento de soborno por el cual está siendo procesado el expresidente de la república Elías Antonio Saca, quien desde octubre de 2016 está en prisión acusado de lavado de dinero.
El informante, identificado con el alias “Langosta”, les dijo a los investigadores que les iba a dar toda la información que tenía, con la única condición que no se le integrara bajo el régimen de protección, ni se le mencionara por su nombre en ninguna diligencia judicial, debido a que luego de dar la información su vida y la de su familia corrían peligro.
“Langosta” les narró a los investigadores que la clica de la MS-13 que opera en Acajutla, Sonsonate, realizó un “tumbe” de droga, es decir, robó en altamar un cargamento de cocaína que venía en un submarino, a finales de 2015.
Según el informante, la clica vendió mil kilos de droga a una banda que opera en la zona, quienes se la compraron a $8,000 cada kilo. “Langosta” dijo que los pandilleros estaban “locos” por el botín y decidieron enterrar parte de ese dinero. La Fiscalía General de la República (FGR) reportó el 6 de septiembre de 2016 el hallazgo de varias cubetas con cerca de $300,000 que estaban enterradas en el caserío San Pedro Belén, de Acajutla, Sonsonate. En el expediente judicial las autoridades denominaron a ese caso “Recursos Económicos de la Clica”.
“Langosta” les dijo a los investigadores que en el grupo criminal que les compró la droga a la pandilla estaba una persona de nombre “Óscar”, a quien señaló como el seguridad de un empresario fuerte de la zona de Acajutla que tiene la capacidad de lavar fuertes cantidades de dinero a través de sus empresas fachadas.
El relato del informante señala que la pandilla buscó al jefe de “Óscar” para pedirle que les lavara $2,000,000 a cambio de una comisión del 15 %. La operación se iba a realizar en la zona de Santa Tecla a través de una persona conocida como Mario Chávez, a quien le iban a hacer llegar el dinero en efectivo.
El testigo añadió que no tenía más datos sobre la estructura que se dedicaba al lavado de dinero, pero que sí sabía que el abogado que contrataban para realizar todo tipo de tratos con jueces era Víctor Manuel Melgar González, alias “Pitinga”, quien el pasado sábado fue enviado a prisión preventiva por ocho casos de cohecho activo (promover el pago de sobornos); entre ellos, el caso en el que se le vincula como intermediario del soborno que presuntamente planeó dar el expresidente
Elías Antonio Saca a la colaboradora jurídica de la Cámara Primera de lo Civil Ángela Iracema Avelar, para que le ayudara con el caso de enriquecimiento ilícito que enfrenta en esa cámara el ex secretario privado de la presidencia de Saca Élmer Charlaix.
En un segundo encuentro con los investigadores, “Langosta” señaló que Melgar González era reconocido por defender a narcotraficantes y delincuentes y que, además, era quien tenía la información para los “tumbes” o robos en altamar. “Pitinga”, según el informante, era un hombre de confianza de los líderes de la clica de la MS-13 de Acajutla.
Una muestra de la relación de Melgar González con las estructuras criminales es que la Fiscalía logró registrar en llamadas telefónicas cómo el abogado intentó favorecer en el proceso judicial a Érick Jeovanny Leiva Solís y a Juan Ramón López Saldaña, ambos procesados por el hallazgo de las cubetas con dinero en Acajutla en septiembre de 2016.
“10 PEPINOS”
La Fiscalía armó la investigación del caso, que ha denominado “Operación Transes”, a través de escuchas de llamadas entre agosto de 2016 y febrero de este año. Entre agosto y octubre de 2016, la Fiscalía intervino llamadas entre “Pitinga” y gente del expresidente Saca.
Fueron muy escasas las veces en las que el exmandatario y el abogado tuvieron comunicación por teléfono, y cuando lo hicieron fue para hablar de “carros” y “ensaladas”.
Las llamadas relacionadas con el caso del supuesto soborno de Saca empezaron a ser intervenidas el 22 de agosto de 2016, es decir, dos meses después de que la Cámara Primera de lo Civil conoció el caso de enriquecimiento ilícito contra el expresidente. Las grabaciones telefónicas evidencian que “Pitinga” tenía comunicación con Ángela Iracema Avelar, la funcionaria de la Cámara Primera de lo Civil, instancia que conoce el caso de enriquecimiento ilícito de Charlaix y de Saca. Ambos hablaban de algunos de los procesos, como el de las cubetas con dinero.
Mientras que la relación entre “Pitinga” y Saca tuvo como intermediario principal a Marco Antonio Molina, quien trabajaba en ese momento en el Grupo SAMIX. En una de las primeras llamadas el abogado le agradeció a Molina por un reloj que le había otorgado. En otra conversación consta que el abogado también coordinó con el empleado de Grupo SAMIX la presentación de un “bolado”. Molina le preguntó al abogado si el “bolado” se refería “al mismo magistrado”, a lo que “Pitinga”, según lo registrado por la Fiscalía, contestó: “A pues sí, me extraña”.
El 19 de octubre del año pasado, pocos días después de que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) envió a juicio a Charlaix, Saca se comunicó directamente con “Pitinga”, según las escuchas telefónicas. El abogado le dijo que necesitaba “diez pepinos para hacer la ensalada”, a lo que Saca contestó que “primero tenían que sentarse con ella para que les diera la información de cómo iba a ser la solución”. En las diligencias de seguimiento consta que la empleada de la Cámara Primera de lo Civil llegó a las oficinas de SAMIX luego de esa llamada. La FGR acusa a Saca de haber ofrecido $10,000 a la funcionaria judicial.
Un día después de la llamada, Saca volvió a comunicarse con el abogado Melgar. Esa vez empezaron hablando sobre la “amiga” de ayer, y terminaron hablando sobre la manera en arreglar un “carro” para que este no fallara. Saca fue capturado el 30 de octubre de 2016, durante la boda de uno de sus hijos. Días antes de la captura, Iracema Avelar y “Pitinga” fueron conducidos por un empleado del expresidente hasta una residencia ubicada en El Boquerón, visita que la empleada judicial le describió luego a su hermano por teléfono y que, según la resolución de la jueza del tribunal Noveno de Paz de San Salvador, se convierte en indicio del acto de corrupción.
El Noveno de Paz, que dio a conocer su veredicto el sábado pasado, decidió enviar a la etapa de instrucción a todos los imputados en el caso de soborno. “Pitinga” y Saca se mantendrán en detención provisional, mientras que la funcionaria judicial será procesada en libertad.
Saca, además de ser procesado por el intento de soborno, es acusado de lavado de dinero. Según la Fiscalía, él y sus colaboradores desviaron $246 millones del Estado hacia cuentas privadas.