Tresgrandes acuerdos
El Salvador no ha logrado dinamizar su actividad económica y modernizar su aparato productivo. Las élites políticas y económicas no han permitido que se implemente una política fiscal transformadora; menos aún han aprobado políticas públicas capaces de hacer realidad el acceso universal a una educación y salud de calidad, un sistema de protección social y condiciones de vida más dignas.
Sin grandes acuerdos (productivo, social y fiscal), el país no puede convertirse a futuro en un país de oportunidades, educado y pacífico. Sin estos, continuará un modelo económico excluyente y poco solidario que ha dado como resultado el estancamiento del país y la desesperanza de su población.
Como ciudadanos, debemos exigir resultados concretos en la búsqueda de esos grandes acuerdos tan indispensables para El Salvador.
El país requiere de un gran acuerdo productivo con el sector empresarial (en su sentido más amplio), clave para la transformación y el desarrollo industrial. Apuestas estratégicas que representen una nueva oferta industrial de productos y servicios. Asimismo necesita reactivar de manera intensiva el sector agropecuario, resolver el grave problema de inseguridad, avanzar en el proceso de integración de la región centroamericana y fortalecer a las mipymes.
El país necesita un gran acuerdo social que invierta en las necesidades rezagadas de los salvadoreños, como son la vivienda, la comunidad, la escuela, la salud y el trabajo. Un acuerdo educativo para una educación universal de calidad. Acuerdos con la empresa privada para innovar, emprender y crear empleos más decentes. La adecuación de la formación de capital humano a la demanda actual/futura en el mercado de trabajo. Una reforma exhaustiva del sistema de salud para una mayor equidad y eficiencia. Y un compromiso real para transformar de manera paulatina los asentamientos precarios en comunidades dignas.
El país precisa de un gran acuerdo fiscal que tome en cuenta la evaluación de la calidad y de la transparencia del gasto público, la priorización de los recursos, un combate efectivo contra la evasión/elusión fiscal y reformas tributarias. Una política fiscal capaz de transformar el país y ser una herramienta para el desarrollo inclusivo del país. Un gran acuerdo fiscal resultado de un análisis objetivo, independiente, desprovisto de ideología/clientelismo y que resuelva el problema estructural de las finanzas publicas en el país (incluyendo el sistema previsional).
Tres grandes acuerdos (productivo, social y fiscal) para poder vislumbrar un mejor futuro para la mayoría de los salvadoreños. Tres grandes acuerdos que prevalezcan y cambien los hábitos de las élites políticas y económicas del país: falta de voluntad y compromiso, soberbia infundada e insolente y renuencia a cambiar la costumbre de gobernar a favor de intereses clientelares/partidistas y con una visión electorera y no de país.
Conformarnos con las medidas coyunturales paliativas de siempre, que son poco significativas y que resultan ocasionalmente de negociaciones oscuras, no augura un mejor futuro para El Salvador. Los cambios de fondo que requiere el país implican muchos sacrificios y pueden ser extremadamente difíciles, pero son necesarios para El Salvador.
Tres grandes acuerdos para poder construir a futuro un gran país: un país de oportunidades, educado y pacífico. ¿Suena bastante irreal, no? Ojalá se pueda entrever en un futuro muy cercano.