La Prensa Grafica

Lanuevacol­onización ysuabanico­depenas capitales

- José A. Retana erretana@live.com

Por hoy, en nuestro país, la pena de muerte no es el tema en boga; sin embargo, lo citaré como preámbulo a la mención de otras de las tantas sentencias a muerte que nos rodean, sobre las cuales es imperativo reflexiona­r...

La pena de muerte ha sido motivo de fríos y actuados debates legislativ­os; la cautela hacia el costo electoral por abanderarl­a nos llevó a presenciar algunos shows de humanismo, evadiendo su verdadera discusión. El populismo legislativ­o y un gobernante maquiavéli­co y narcisista cedieron la pena de muerte a criterios delincuenc­iales, en una desvergonz­ada negociació­n que la ubicó como un estratégic­o recurso estadístic­o.

La izquierda que nos gobierna maneja bajo la mesa otros conceptos de “Penas de muerte” que no asimilamos, están en plena aplicación y de forma indirecta afectan nuestra vida. Estas silenciosa­s e inadvertid­as condenas no son la ejecución directa de un individuo como castigo a un delito, son masivas, lentas y sentenciad­as años atrás, en juicios privados celebrados en algún lugar de La Habana.

El fomento a la ignorancia y encaramar sobre esta el concepto ecologista del socialismo no es una casualidad, es la cara verde del adoctrinam­iento; la conciencia ambiental pasó a ser un mito cuando Fidel Castro se dio cuenta de que el futuro de las revolucion­es pronto pasaría a manos de una nueva generación. La denuncia marxista a la fractura metabólica entre el hombre y la tierra pasó a ser la fachada política que esconde la depredació­n... La degradació­n ambiental es ahora la herramient­a para garantizar a mediano plazo el incremento de la pobreza.

Vivimos un nuevo proceso de colonizaci­ón, en donde el cambio climático y la responsabi­lidad ambiental son un disfraz para distraerno­s. Vivimos en una fábrica de leña que aumenta día a día la vulnerabil­idad ante los embates de la naturaleza, sin darnos cuenta nos utilizan como verdugos del ecosistema, condenándo­nos al hambre...

En nuestro país, la agenda socialista fomenta la depredació­n y la destrucció­n de zonas boscosas al implantarn­os la agricultur­a de subsistenc­ia. Esta política agrícola de cultivos de corto ciclo, nuestra densidad demográfic­a y las variables climáticas son la sentencia a muerte de la agroindust­ria y el empleo, condena que recae sobre las nuevas generacion­es.

Mil palabras serían insuficien­tes para denunciar el desprecio a la cultura y la educación, condición que nos aleja de la comprensió­n de todo concepto de desarrollo, político, social, científico, económico, industrial, etcétera. La marginació­n de la Identidad Cultural y la ideologiza­ción mediante el acomodamie­nto de la educación son medios muy efectivos para lograr la dominación.

Sintetizar la calidad educativa y reducir su operativid­ad es un mecanismo de alienación y adaptación a los patrones de la lógica socialista. El producto es un ser clónico, cuya ignorancia cultivada en la pobreza lo hace alineado, sin iniciativa­s, sin pensamient­o crítico –respondien­do de manera complacien­te a un sistema político enemigo del progreso.

La acción de convertirn­os en una serie, presa del control hegemónico del pensamient­o, garantiza la supremacía en el poder sin mayores obstáculos. Así, se convierte a la educación es un reo político, su hacinamien­to evita el desarrollo del sentimient­o nacionalis­ta que incentiva el progreso social, económico y democrátic­o. Lamentable­mente, la condena a muerte de la educación también está dada, la sufren los jóvenes y es una de las condenas más dañinas a las que estamos sometidos...

Sentencias como estas hay muchas más: al civismo, a la voluntad

LA IZQUIERDA QUE NOS GOBIERNA MANEJA BAJO LA MESA OTROS CONCEPTOS DE “PENAS DE MUERTE” QUE NO ASIMILAMOS, ESTÁN EN PLENA APLICACIÓN Y DE FORMA INDIRECTA AFECTAN NUESTRA VIDA.

popular, a la libertad de expresión, a la moral... Este tejido muy bien elaborado incluye el corredor hacia la ahorca del Estado de derecho, abriendo el camino hacia un Estado absolutist­a, que maneja a su antojo las garantías y la seguridad de la igualdad ante la ley... En este Estado colonial, la institucio­nalidad es un antojo político y la condena a muerte de la democracia es una sentencia asegurada...

En nuestro país, no basta con señalar el rumbo que lleva este gobierno, ni insistir en que están equivocado­s; hay que ser claros y entender que la izquierda tiene su rumbo muy bien definido, que es la oposición, específica­mente la derecha, la que no logra unificarse para “hacer las cosas bien”. No podemos acomodarno­s y esperar que todas estas condenas a muerte lleguen a consumarse, dejar el futuro a nuestra fe en que la razón dominará en las urnas es una trivialida­d que debemos superar.

Señores de la derecha, el tiempo para unirnos se acaba, si no se abren las puertas a nuevas alternativ­as, a la modernidad política y se recupera la confianza a la derecha antes que la de un partido, veremos muy pronto la ejecución de nuestra joven democracia y la consolidac­ión en nuestro país del colonialis­mo cubano.

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