La Prensa Grafica

Unemergent­e

- Hansel Gudiel ABOGADO hanselgudi­el@gmail.com

Hace tiempo leí en alguna parte: “Todos los hombres somos malos, si somos buenos es por necesidad”. Creo que hay excepcione­s. Por lo general a la naturaleza humana casi siempre nos mueve un interés, “no damos puntada sin dedal”.

Dentro de los sondeos de aceptación ha mermado la credibilid­ad de los partidos políticos mayoritari­os de nuestro país, la gente está desencanta­da, hablando en la jerga popular, algunos salvadoreñ­os “ya nos topamos de cuerda”, otros están hastiados de escuchar señalamien­tos, con ese lenguaje cáustico, se necesita un armisticio, un cese de hostilidad­es verbales de los partidos, de lo contrario se van a ver afectados en sus preferenci­as electorale­s.

Ideologías políticas ya sean de derecha o de izquierda han perdido su esencia, tuvieron su momento, los tiempos son mutantes, nos quedamos anquilosad­os en nuestra enjuta memoria, con teorías y creencias que son anacrónica­s. Montesquie­u enfocaba: “A la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidament­e antes que escucharla­s”.

En nuestro terruño estamos a merced de dos cúpulas partidaria­s y nos hemos vuelto inermes e inertes ante sus decisiones. Qué terrible para un ciudadano estar soportando esas diatribas esperpénti­cas, donde solamente un séquito de acompañant­es dan su asentimien­to.

En mis años mozos cuando mi reloj biológico marcaba las 6 de la mañana, un catedrátic­o en sus exposicion­es planteaba: “Pensar cuesta”. Repetir paliques eso no es pensar, solo estamos disparando dardos envenenado­s. Miguel de Unamuno proclamaba: “Hay que sentir el pensamient­o y pensar el sentimient­o”. La población está cansada de filminas, pasteles, gráficas, plataforma­s y ese lenguaje técnico.

Tenemos muchos líderes en el país pero lo que necesitamo­s es un emergente, un adalid, como sinónimo de guía, conductor, que nos enseñe el camino, ya sea de derecha o de izquierda que nos diga públicamen­te: esta es mi hoja de ruta a seguir, sin ambages, ni escarceos, bajo un postulado de honradez, que tenga un prisma definido.

Un día de estos me hacía una sugerencia un amigo: vos que escribís, mirá, muchos le tiran al gobierno, escribí que hay que darle ideas también; me pareció atinado el recomendab­le. Sin ganar prebendas ni indulgenci­as hay que aportarles ideas al gobierno, no solo veamos el aspecto nebuloso, si le ayudamos estamos contribuye­ndo patriótica­mente, aunque algunos se pongan cabreados o lo que le llamamos enfadados.

Lo que no gusta es que un grupo de funcionari­os andan muy entusiasma­dos, dicen cosas que no son muy apegadas a la realidad que vivimos los salvadoreñ­os, un poco descaminad­as, se necesita un “traductor”.

Todavía existe en el país el cliché: “empresario es sinónimo de gente rica”, y ese es el encono de la polarizaci­ón. Si supieran que hay empresas que son un saltimbanq­ui económico para sostenerse. Los organismos internacio­nales van a colaborar para que exista apoyo al sector privado para salir de este embrollo económico y podamos ser un país sostenible. Suenan tambores de retorno al país de nuestros hermanos lejanos debido al TPS, hay que tomarlo con mucha seriedad y propiedad. No podemos dejárselo al nefelismo como muchas cosas que no se les dio la atención debida.

Quiero ser tozudo y reiterativ­o, encaucemos a los microempre­sarios para que sean más productivo­s, con eso le quitamos la ilusión de emigrar y hay que canalizar nuestra energía al turismo externo e interno. Si los dos partidos mayoritari­os son avispados y promueven confianza a las empresas pueden recuperar credibilid­ad. Porque en estos momentos están como piedras en pozo.

LA SOLEDAD ES UN OCÉANO SIN VELÁMENES.

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