Cambiodefaro ocambiode rumbo
Hace 18 años, en 1999 un oscuro teniente coronel venezolano llegó al poder a través de elecciones, y se convirtió en presidente de Venezuela, después de haber intentado lograrlo por medio de un golpe militar. Llegó con un apoyo mayoritario del pueblo venezolano que ya estaba cansado y frustrado de los partidos tradicionales y puso sus esperanzas en el militar que muchas veces juró, al igual que Fidel Castro, no ser comunista.
Poco a poco se fue viendo la transformación de dicho líder y fundó la corriente que después sería conocida en Latinoamérica como el Socialismo del Siglo XXI, y poco a poco con el apoyo de Cuba y los dólares producto de la bonanza petrolera, logró atraer a dicha corriente a muchos de los gobiernos de países con tendencia de izquierda en el continente. Fue así como ayudó a gobiernos de izquierda a llegar al poder en sus países y ayudó a mantenerse en el poder a otros que ya estaban gobernando.
Fue así como con su ayuda en 2009 llega al poder el primer gobierno de izquierda de El Salvador, encabezado por Mauricio Funes, aunque este se veía más asociado con el presidente Lula, de Brasil, el partido con el que llegó al poder, FMLN, sí estaba directamente asociado con el Socialismo del Siglo XXI, y sus dirigentes lo llamaban “el faro que alumbra a su gobierno”. En 2014, el segundo gobierno de izquierda, también apoyado por Venezuela, aunque ya no por Chávez, que había fallecido, llega al poder en el país, con la diferencia de que en Venezuela su pueblo ya estaba cansado de un gobierno tiránico y buscaba la forma de salir de este.
El precio del petróleo ya no estaba tan alto y la bonanza petrolera, más el despilfarro del gobierno y su corrupción, hizo que el apoyo económico a los países que seguían a Venezuela, no por ideología, sino por dinero, mermara y estos fueran poco a poco apartándose de su égida, y buscando otros derroteros.
Sin embargo, aquellos duros en ideología decidieron mantenerse apoyando a un gobierno que ahora a todas luces había perdido el apoyo de las mayorías de su pueblo y necesitaba reprimirlo para evitar su caída. Los estudiantes, los obreros, la clase media y la clase alta del país se unían en manifestaciones multitudinarias tratando, por medios no violentos, sacar a estos gobernantes del poder, llegaron a ganar las elecciones para una Asamblea Nacional, pero entonces la represión se volvió más violenta y por todos los medios Maduro y los suyos se aferraron al poder.
Venezuela, la nación más rica de Latinoamérica, está hoy quebrada, está con hambre, está falta de medicinas, ha sido condenada por una gran cantidad de países latinoamericanos y europeos y aun así hay países que o por hambre, o por ideología, apoyan a ese gobierno.
Como dije al inicio de este artículo, el partido gobernante de nuestro país denominó al Socialismo del Siglo XXI “el faro que los guía”, y debe de ser por esa razón que la situación de nuestro país también se encuentra con una gran cantidad de problemas económicos, de salud, y políticos. El país se ha dedicado a apoyar en foros internacionales a la dictadura venezolana, y cada día se está aislando más en el concierto de las naciones democráticas pudiendo verse afectado económica y políticamente por dicho aislamiento. No solo es la pérdida del TPS la que debe de preocupar a los salvadoreños, sino la pérdida de credibilidad en los organismos internacionales, políticos y económicos. El gobierno salvadoreño puede seguir buscando un sistema socialista si eso quiere y esa es su tendencia ideológica, pero debe hacerlo en una forma inteligente y a la salvadoreña, no querer copiar de otros países con características diferentes.
Estamos a tiempo de cambiar de rumbo o de cambiar de faro, porque si seguimos como estamos podemos encallar o incluso hundirnos.