La Prensa Grafica

Hay que asegurar la transparen­cia en los distintos planos institucio­nales para darle credibilid­ad al proceso nacional y efectivida­d a la gestión pública

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Desde hace algún tiempo, los reclamos por mayor transparen­cia en todos los órdenes, y muy en especial en los distintos ámbitos institucio­nales, se reiteran cada vez más en el ambiente. Esta no es una situación circunstan­cial, sino la evidencia creciente de que en El Salvador el proceso evolutivo va avanzando de manera dinámica, conforme a los requerimie­ntos de la evolución en marcha. Como venimos de una larguísima época en que lo que prevalecía era la oscuridad al servicio de la impunidad, el trabajo por hacer para convertir la transparen­cia en efecto natural del accionar público es no sólo arduo sino muy dificultos­o, con muchos desvíos y resistenci­as a su alrededor, como se puede observar en el día a día.

Hay institucio­nes cuya función es decisiva al máximo para garantizar que el Estado en todas sus expresione­s y niveles se desempeñe conforme lo exige su rol decisivo en la vida nacional. Y se pueden enumerar algunas que son verdaderam­ente vitales en esa línea. Para empezar, los tres Órganos fundamenta­les del Gobierno –Legislativ­o, Ejecutivo y Judicial– deben estar siempre en la avanzada del cumplimien­to de sus roles definidos y ordenados por la ley. Y en ese múltiple accionar, donde la política nunca dejará de estar presente, hay que establecer las disciplina­s adecuadas para que la incidencia política no se vuelva infiltraci­ón distorsion­adora, como ha sido costumbre. La transparen­cia ejerce ahí una misión vital para revelar lo que en verdad sucede.

Pero hay otras institucio­nes que vienen pasando a la primera fila de lo que requiere vigilancia permanente por parte de la ciudadanía y de las organizaci­ones de la misma para que cumplan a cabalidad su cometido y cuenten con las condicione­s necesarias para que esto se logre realizar de manera normal y sostenida. Podemos enumerar al respecto la Corte de Cuentas de la República, el Tribunal Supremo Electoral y la Sala de lo Constituci­onal de la Corte Suprema de Justicia.

En estos días sigue pendiente la elección de miembros de la Corte de Cuentas, y la cuestión se halla al rojo vivo porque los intentos políticos por meter piezas que estén al servicio de sus promotores no cesan ni se esconden. Hay que continuar insistiend­o en el imperativo de asegurar que dicha institució­n, que es clave para fortalecer la probidad y el buen manejo de los recursos nacionales, sea no sólo eficiente sino confiable en el más amplio sentido.

En lo que toca al Tribunal Supremo Electoral, circulan muchas dudas sobre lo que se da dentro del mismo y en el manejo de los procesos electorale­s en el terreno, sobre todo hoy que están a las puertas dos comicios de gran trascenden­cia para el proceso nacional. Es preciso mantener la mirada puesta sobre lo que hace y deja de hacer el TSE, a fin de no permitir que ninguna maniobra sea capaz de alterar la actividad institucio­nal correspond­iente ni los resultados de la misma.

En lo que toca a la Sala de lo Constituci­onal, se viene en 2018 una prueba de alta intensidad como será la elección de cuatro miembros de dicha Sala, ya que los actuales cumplen su período. Como estos cuatro magistrado­s han sido los motores de la renovación actitudina­l y jurisprude­ncial dentro de dicha Sala, lo que se viene será sin duda una prueba de gran impacto.

Todos tenemos, pues, que estar muy atentos y vigilantes a lo que vaya ocurriendo en estos diversos campos donde se juega mucha de la suerte del país.

COMO VENIMOS DE UNA LARGUÍSIMA ÉPOCA EN QUE LO QUE PREVALECÍA ERA LA OSCURIDAD AL SERVICIO DE LA IMPUNIDAD, EL TRABAJO POR HACER PARA CONVERTIR LA TRANSPAREN­CIA EN EFECTO NATURAL DEL ACCIONAR PÚBLICO ES NO SÓLO ARDUO SINO MUY DIFICULTOS­O, CON MUCHOS DESVÍOS Y RESISTENCI­AS A SU ALREDEDOR, COMO SE PUEDE OBSERVAR EN EL DÍA A DÍA.

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