Otros consejos para la menopausia
La Sociedad Americana de Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) señaló que existen muchos tipos de cáncer de piel, pero son mucho menos comunes (comprenden el 1 %): carcinoma de células de Merkel, sarcoma de Kaposi, linfoma cutáneo (piel), los tumores de los anexos de la piel (tumores que se originan en los folículos pilosos o en las glándulas sudoríparas u oleosas) y varios tipos de sarcomas.
DIAGNÓSTICO
Figueroa explica que si se sospecha de cáncer de piel, se tomará una muestra del área por medio de una biopsia para examinarla con un microscopio. Si los resultados indican cáncer de piel, el paciente puede tratarse con cirugía o radioterapia, esta última consiste en el empleo de radiación para destruir las células cancerosas. “El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso. Se utiliza en aquellos pacientes que por alguna razón no pueden someterse a cirugía. También puede utilizarse como complemento a la cirugía”, dijo.
Sin embargo, el especialista reafirma que prevenir y reducir el riesgo de desarrollar cáncer de piel es la mejor opción para todos; por ello, debe alejarse de la exposición a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta, si no puede evitarlo utilice ropa que cubra las áreas de su cuerpo que tienen mayor exposición al sol, use cremas de protección solar y no haga uso de las cabinas bronceadoras.
La ACS expone que para los médicos, resulta importante separar los tipos de cáncer de piel, ya que son tratados de maneras diferentes. También resulta importante saber cómo lucen los cánceres de piel. Esto puede ayudar a encontrarlos en la etapa más temprana posible, cuando son más fáciles de tratar y tienen más probabilidades de ser curados.
“Es importante que esta precaución se tenga desde la infancia, pues se ha demostrado que el 80 por ciento de los daños que el sol puede causar en la piel ocurren antes de cumplir los 18 años”, concluyó.
Asimismo, la ACS señala que las personas que se exponen demasiado a los rayos ultravioleta (UV) tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de piel. Algunas personas solo piensan sobre la protección solar cuando pasan un día en el lago, la playa o la piscina. Sin embargo, la exposición solar se acumula día a día, y ocurre cada vez que está bajo el sol. La doctora Aurora Guerra Tapia, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, explicó cuales son las repercusiones de esta etapa en la piel de las mujeres, debido a la deficiencia de estrógenos que se produce.
Esta deficiencia lo que provoca es una producción menor de grasa, menos sudor, así como una disminución parcial de su temperatura y un aumento de la permeabilidad y reactividad vascular, acortando el espesor de la dermis y epidermis, y evidenciándose un descenso del colágeno cutáneo y un envejecimiento global de la piel.
Como consecuencia de estos cambios fisiológicos, la piel se vuelve más seca, escamosa y menos elástica, con el consiguiente aumento de las arrugas cutáneas.
“Las mucosas pierden su grado de humedad. Las uñas crecen lentamente, se hacen más frágiles, y con facilidad aparecen estrías y surcos en su superficie. El vello en general, y sobre todo el axilar y pubiano disminuye, pudiendo llegar a menos de la mitad”.
El ciclo del cabello se reduce, resultando un pelo cada vez más fino y más corto, que da lugar a cierto grado de alopecia de forma similar a la que se presenta en el varón. Por el contrario, en muchas mujeres aparece un aumento del pelo de la zona de la barba y del bigote que les da aspecto masculino.
Además las mucosas, se ven afectadas de forma especialmente intensa durante la peri y postmenopausia. Es común la sequedad vaginal y el prurito vulvar.
Paralelamente, es amplio el corolario de trastornos como ansiedad, depresión, irritabilidad, alteraciones del sueño y disminución de la líbido, aunque la génesis de ellos no se debe únicamente a la pérdida hormonal, sino también a los cambios vitales que suelen ocurrir en este periodo. Para paliar y/o disminuir todos estos efectos, la doctora Guerra recomienda para la piel algunos tratamientos tópicos como el ácido retinóico, el ácido glicólico y la vitamina C. Frente a los sofocos se aconseja evitar el café, alcohol, comida picante y tabaco, y utilizar fibras naturales; para las pérdidas de orina hay que evitar el sobrepeso y el estreñimiento para prevenir que el suelo pélvico se debilite, además de fortalecer la musculatura de esa zona.
Para la sequedad vaginal, los especialistas aconsejan usar lubricantes regularmente y ser “proactiva” en las relaciones sexuales como una buena vía para mantener la elasticidad, y para combatir el aumento de peso, nada como la dieta mediterránea el ejercicio y el ocio activo.