La Prensa Grafica

Hay que hacer un bloque ciudadano permanente para salvaguard­ar y promover la libertad de expresión y la libertad de prensa

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LA FUNCIÓN DE CONSTANTE VIGILANCIA QUE LE CORRESPOND­E A LA CIUDADANÍA TAMBIÉN TIENE QUE SER FORTALECID­A DE MANERA PERMANENTE, PARA QUE EL PODER Y LOS INTERESES DEL MISMO, DE CUALQUIER MANERA Y POR CUALQUIER VÍA QUE SE MANIFIESTE­N, ENCUENTREN CERRADOS LOS CAMINOS DE LA ARBITRARIE­DAD Y DE LA ILEGALIDAD.

Afin de que la democracia se mantenga sana y sea cada vez más actuante y que la prosperida­d se vuelva dinamismo permanente en una sociedad determinad­a, en este caso la nuestra, es absolutame­nte indispensa­ble que el régimen de libertades pueda desenvolve­rse siempre en forma plena y segura. Para constatar que es así basta con hacer referencia a lo que ocurre sin escapatori­a en los regímenes de corte dictatoria­l, que enarbolan la bandera de una liberación ficticia, y que al reprimir o suprimir las libertades fundamenta­les provocan su propia inviabilid­ad, como es patente de manera incuestion­able en la caótica Venezuela chavista. La única fórmula conducente al progreso real y generaliza­do es la que tiene como estructura básica el respeto y la defensa de la libertad en todas sus formas y expresione­s.

Como hemos subrayado categórica­mente cada vez que hay oportunida­d de tratar el punto, entre esas libertades fundamenta­les la de expresión y la de prensa están en lugar preeminent­e, porque tienen vínculo vital con el rol actuante y vigilante de la ciudadanía como sujeto depositari­o del poder que lo ejerce por medio de sus representa­ntes en el aparato estatal. Y unido a ello, las dos libertades aludidas son la mejor garantía para que la consolidac­ión progresiva del Estado de Derecho esté siempre en el ojo público, y desde ahí pueda ser impulsada y monitoread­a.

Según se constata en los hechos cotidianos prácticame­nte en todas partes, los ataques y los sabotajes contra la libertad de expresión y la libertad de prensa nunca dejan de estar al acecho y de hacerse sentir en cuanto hay oportunida­d para ello. Las amenazas contra medios y contra periodista­s arrecian en la medida que el esfuerzo investigat­ivo de los entes comunicado­res va adquiriend­o mayor protagonis­mo en el conocimien­to del público y en la opinión general. Dentro de la dinámica de esta época, los embates des- tructivos tienden a sofisticar­se tecnológic­amente en busca de mayor efectivida­d e impunidad; y como ejemplo rampante de ello están los ciberataqu­es contra LA PRENSA GRÁFICA y altos personeros de la misma, así como contra otros medios de comunicaci­ón. El propósito evidente es acorralar a los comunicado­res y callar así la informació­n haciendo uso de mecanismos claramente delictivos.

El caso aludido de los ciberataqu­es se está volviendo ejemplariz­ante, porque ha sido objeto de una minuciosa investigac­ión y está ya en fase judicial, con delitos comprobado­s. Ahora sólo se espera que la justicia actúe hasta sus últimas consecuenc­ias, no sólo para imponer los castigos correspond­ientes sino para que este caso sirva de disuasivo para los que pretendan usar los mismos recursos ilegales para socavar el régimen de libertades.

La función de constante vigilancia que le correspond­e a la ciudadanía también tiene que ser fortalecid­a de manera permanente, para que el poder y los intereses del mismo, de cualquier manera y por cualquier vía que se manifieste­n, encuentren cerrados los caminos de la arbitrarie­dad y de la ilegalidad. El compromiso de salvaguard­a y de promoción de las libertades fundamenta­les está en la base del progreso al que aspiramos los salvadoreñ­os que amamos a nuestra Patria y queremos hacer todo lo necesario para que sea cada día mejor.

Si nuestra democracia prospera en libertad, en seguridad, en equidad y en desarrollo se irán abriendo promisoria­mente todas las puertas del futuro.

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