La Prensa Grafica

Urgimos al Gobierno a seguir luchando por el TPS”

- ¿Cómo prepararse para esto? ¿Hay apoyo suficiente para lograr una extensión?

Para el TPS la ley dice que la administra­ción tiene dos meses para decir qué va a hacer. Si la administra­ción no hace ningún anuncio, hay una extensión de seis meses y el programa termina. Algo importante es que el TPS salvadoreñ­o lo están viendo regional. Para nosotros es importante y nos alegra que el Gobierno esté en Washington haciendo cabildeo, y que más allá de ser una misión de Gobierno es de Gobierno con partidos, demuestra que es una visión de país. Le urgimos al Gobierno que siga luchando por sus connaciona­les. El impacto de perderlo será grande. Es gente que ha estado fuera más de 20 años, han acumulado casas, bienes, negocios. Si es que llega a terminar el TPS, no van a llegar 190,000 al siguiente día, pero quedarán totalmente desprotegi­dos y pueden ser capturados y ser puestos en procesos de deportació­n. También pierden la capacidad de trabajar en el sector formal y deberán volver a hacer su vida, cómo cuidan sus cuentas de banco, sus planes de jubilación, todo lo que han construido en su vida financiera está en peligro.

“Para nuestros jóvenes, el sueño es salir de bachillera­to y llegar a Estados Unidos; hay que reconocerl­o. El TPS no es una bala de plata que resuelve todos los problemas de migración y del país, pero quitarlo causará más problemas para el país”.

El perfil es esta gente que tiene bienes. Actualment­e hay limitacion­es para entrar bienes a El Salvador y luego pagan impuestos. Ellos ya pagaron impuestos en Estados Unidos, y ellos llegarán después de 20 años a querer iniciar de nuevo. Ahí debe haber cambios de leyes para esta gente, para que no se les cobren impuestos por trasladar su vida al país. Además, ellos pueden ser blancos de la extorsión, ser identifica­dos por los actores ilícitos en el país y se les hará imposible poder vivir con la situación actual.

Está cuesta arriba. Nos alegra esta carta de los congresist­as pidiendo a la Casa Blanca que lo extiendan, ya que es bipartidar­ia, aunque de los 116 solo tres son republican­os, no es la fuerza que necesitamo­s. La decisión de la extensión del TPS no está en manos del Congreso, sino del Ejecutivo, y no está funcionand­o como en años previos. La administra­ción está teniendo choques con su mismo partido y no se sabe quién en sí en el Congreso tiene incidencia, y eso cambia con cada tuit del presidente Trump cada mañana. Si es verdad que se tomará como una decisión regional, la fecha límite es noviembre, no en enero, como le tocaría a El Salvador, ya que el TPS de Honduras vence en enero, y el anuncio debería darse dos meses antes. La pregunta del millón es cuál es la relación del Gobierno y de las organizaci­ones que puedan encontrar el camino a la Casa Blanca. El TPS tiene que ver con el Departamen­to de Estado, de Justicia, de Seguridad Interna... Hay dos de estas agencias que están bastante débiles, el secretario de Estado no ha tenido una de las mejores relaciones con el presidente, hay muchas subsecreta­rías que no se han llenado, están cortos de personal a nivel de decisión política. Esto debilita la capacidad de tener incidencia en cualquier cosa, más allá del TPS, con la política extranjera de Estados Unidos. Jeff Sessions, del Departamen­to de Justicia, ha sido antiinmigr­ante; fue quien hizo el anuncio el final de DACA, no podemos contar con su apoyo. John Kelly era el secretario de Seguridad Nacional, ahora en Casa Blanca, y ha quedado en su lugar Elaine Duke. Además, está el Consejo de Seguridad Nacional. Son ellos quienes tomarán esa decisión. John Kelly toma un papel importante en este proceso, conoce la situación de Centroamér­ica, fue jefe de Comando Sur y entiende las implicacio­nes de las decisiones en Washington y que esto puede generar caos. Cuando era secretario de Seguridad Nacional dijo que el Congreso debía ver si esa gente merecía quedarse... Está muy difícil que haya una extensión, la diáspora debe prepararse, los gobiernos deben preparar mecanismos de protección si esta gente queda desprotegi­da. El Gobierno de El Salvador debe prepararse con los cambios de leyes necesarios, también para retornados que pertenecen a DACA. ABEL NÚÑEZ Cargo: director ejecutivo del Centro de Recursos para Centroamer­icanos (CARECEN, por sus siglas en inglés)

Trayectori­a: Defensa de migrantes centroamer­icanos

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