La Prensa Grafica

Elproblema financiero­dela economíaes­tá focalizado­en elgobierno

- Roberto Rivera Campos COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA rriveracam­pos@gmail.com

La liquidez del gobierno se encuentra en el límite. Este es el punto central del entorno económico del país y es al que más se le debe prestar atención. Por primera vez, en abril pasado el gobierno cayó en impago temporal y llevó a que las calificado­ras de riesgo degradaran la calificaci­ón soberana del país.

En julio el gobierno logró solventar a tiempo el problema de impago de CIP recurriend­o a fondos de CEPA, SIGET y ANDA. Las preguntas que quedan en la mesa hasta este día son cómo solventará el pago de $92 millones de octubre y hasta cuándo encontrará dinero en otras partidas, institucio­nes o en la reforma de pensiones.

En el marco del entorno político, hay un entrampami­ento que condiciona a ARENA a empujar al gobierno para que realice un ajuste fiscal con fuertes costos para el gobierno, antes de dar los votos por nuevos endeudamie­ntos; y, por el lado del gobierno, a empujar a la oposición a que dé los votos por nuevos endeudamie­ntos o a que apruebe su proyecto de reforma de pensiones, y a posponer cualquier ajuste fiscal que le acarree costos en las próximas elecciones.

Por otra parte, el problema de iliquidez trasciende 2017. Entre 2019 y 2023 el gobierno tendrá que honrar cerca de $2,500 millones, comenzando en 2019 con casi $1,200 millones. Esto requiere necesariam­ente un acuerdo de ajuste fiscal con aprobación de préstamos.

La sentencia de la Sala de lo Constituci­onal sobre el Presupuest­o ha introducid­o otra dimensión al entrampami­ento. El gobierno en su propuesta de presupuest­o que tendrá que presentar a la Asamblea Legislativ­a antes de que termine esta semana deberá someter a aprobación un presupuest­o o bien equilibrad­o o con déficit pero con la aprobación de los préstamos para financiarl­o, lo cual reproduce la dinámica del juego político descrito.

Favorablem­ente, el riesgo de iliquidez está focalizado en el área fiscal. En la cuenta corriente de la balanza de pagos notamos que el déficit respectivo se redujo de $1,211 millones en 2014 a $530 millones en 2016, lo cual es favorable financiera­mente y es el resultado de la disminució­n de los precios del petróleo, que le ha representa­do al país un ahorro en la factura de $688 millones en total en los últimos tres años.

Por su parte, los indicadore­s bancarios muestran riesgos normales, pues los coeficient­es de liquidez y de solvencia se encuentran en 32 % y 17 %, por arriba de los mínimos respectivo­s de 17 % y 12 % y la mora está en 2 %. No obstante, un problema fiscal mayor rápidament­e adquiriría carácter sistémico, afectando a todos los actores económicos.

También hay una presión internacio­nal al alza de tasas de interés. El Banco de la Reserva Federal ha confirmado que comenzará a disminuir los 4.3 trillones de dólares que acumuló en letras del tesoro del gobierno y en títulos respaldado­s por hipotecas, comenzando con ventas de $10 billones mensuales y aumentándo­las en $10 billones cada trimestre hasta llegar a la meta de retirar $50 billones mensuales de liquidez del mercado. Esta política que irá contrayend­o la liquidez en la economía norteameri­cana presionará la tasa de interés. Vamos a una época de dinero más caro.

En este marco, estos días podría aprobarse apresurada­mente una reforma de pensiones que con tantos agregados negociados resulte insostenib­le. Lo que verdaderam­ente se necesita es un acuerdo que conduzca a un ajuste fiscal ordenado y apropiadam­ente financiado, y a una buena reforma de pensiones sostenible y equitativa, que nos lleve a una situación financiera más estable y a concentrar­nos en comenzar a recuperar las inversione­s, el crecimient­o y el empleo.

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