Familias muestran logros con proyecto de seguridad alimentaria
Se ha realizado una serie de acciones que incluyen el establecimiento de huertos caseros y sistema de captación de aguas lluvias.
En el marco de la celebración del Día Mundial de la Alimentación, funcionarios nacionales y extranjeros realizaron una gira de campo por varias comunidades de la zona oriental del país, donde constataron los beneficios que han obtenido las familias que se han acogido al programa Mesoamérica Sin Hambre, que impulsa la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el aporte de 21 municipalidades, del Gobierno de El Salvador y el apoyo financiero de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXID).
Las historias de éxito de un grupo de familias que han desarrollado huertos caseros, granjas comunitarias y captación de agua lluvia en las escuelas de campo del cantón El Delirio, de San Miguel, y San Buenaventura y Jucuapa, en Usulután, fueron conocidas por el embajador de México en El Salvador, Francisco Javier Olavarría, así como por el canciller salvadoreño, Hugo Martínez, y el representante de la FAO en el país, Allan González.
“Queremos que la cooperación mexicana se refleje en mejoras en la vida cotidiana de la población y así lo hemos estado comprobando”, expresó Olavarría en su visita a las comunidades.
Por su parte, González explicó que esta es una iniciativa de suma importancia para la región centroamericana, pues además de estar financiada por el Gobierno de México a través de su agencia de cooperación internacional, cuenta con un proceso de implementación amplio y participativo.
María Zoila Castro de Cabrera es una de las personas beneficiadas que se incorporaron con un grupo de vecinos de la comunidad La Canoa, de San Miguel, y quien tiene más de un año de cultivar maíz, frijol de rienda y de seda, tomate, chile, papaya, plátano, chipilín rábano y camote.
“Más que todo aquí somos mujeres, somos 17 en el grupo que estamos trabajando en un huerto comunitario. Todo el grupo venimos y nos turnamos: en la mañana viene un grupo, por la tarde viene otro grupo y también tenemos un grupo de estudiantes que nos está colaborando”, contó la mujer.
Castro de Cabrera afirmó que además de obtener vegetales y frutas frescas para alimentar a sus familias, ya vendieron dos cosechas y con el dinero obtenido siguieron comprando abono, semilla, plantas y materiales para mejorar el huerto grupal.