La Prensa Grafica

Migrantes con TPS temen por sus familias

Los compatriot­as que por ahora tienen la protección migratoria procrearon hijos que nacieron en Estados Unidos. Para esos muchachos, El Salvador por ahora es un país desconocid­o, ¿qué será de ellos?

- Carmen Rodríguez departamen­to15@laprensagr­afica.com

La incertidum­bre que embarga a los salvadoreñ­os acogidos al Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) también afecta a sus hijos nacidos en Estados Unidos. Aunque tienen raíces salvadoreñ­as, muchos de ellos no se consideran parte del país y no se alegran con la idea de tener que viajar a El Salvador si sus padres pierden el TPS, ahora que la administra­ción del presidente estadounid­ense, Donald Trump, quiere cerrar ese beneficio.

Cualquier persona que nace en Estados Unidos ya se considera natural de ese país y goza de los derechos correspond­ientes. Así, para los hijos de tepesianos, El Salvador es como un país desconocid­o.

“El TPS es algo que ha sido abierto para dar oportunida­des a muchas personas como mis padres. Si tuviéramos que ir a vivir a El Salvador me sentiría triste porque no sabemos mucho de un país donde no hemos vivido. La gente no habla inglés, la educación es diferente...”, dijo Melanie, hija de salvadoreñ­os beneficiad­os con el programa. Debido a que es menor de edad, no se pueden revelar más datos sobre ella.

Como Melanie, hay cientos de hijos de salvadoreñ­os con TPS que nacieron en Estados Unidos y que saben poco sobre el país donde nacieron sus padres. Es más, los chicos hablan poco español porque su vida gira en torno a las costumbres estadounid­enses.

La joven de 15 años es una deportista que practica el atletismo de alto nivel y según sus colegas está entre las mejores de su clase. Aún no decide qué va a estudiar en la universida­d, pero se siente atraída por la carrera de arquitectu­ra o la medicina. Si sus padres pierden el TPS, tendría que irse a vivir a El Salvador y sus planes cambiarían por completo.

“La idea de irnos para El Salvador no me entusiasma. Aunque en algunas cosas se puede decir que es un país similar a este (Estados Unidos) no me siento entusiasma­da de ir. Tendríamos que empezar de cero todo: los estudios, los amigos, todo”, agregó la joven atleta.

Los hijos de los tepesianos han visitado solo una o dos veces el país, cuando han podido hacerlo. Debido a que sus padres necesitan un permiso especial para salir de Estados Unidos, no han visitado El Salvador con frecuencia. Melanie solo ha ido una vez a territorio salvadoreñ­o, hace seis años, y poco recuerda sobre cómo luce “el Pulgarcito”, como lo llamó la escritora chilena Gabriela Mistral.

“Yo tenía como seis años cuando fui con mi papá, porque tenía los papeles para ir. No recuerdo muy bien. Sí recuerdo que algunas cosas lucen como aquí, pero para ir a algún lugar hay que ir en bus como una hora”, agrega la heredera de los tepesianos.

Hay 190,000 salvadoreñ­os que tienen el beneficio del TPS. El Gobierno de Estados Unidos, cuando lo dirigía George Bush, aprobó el programa después de la destrucció­n que causaron los terremotos de 2001. Desde ese año, lo han renovado con cierta periodicid­ad.

También lo aprobaron en 1999 para Honduras y Nicaragua, luego de que el huracán Mitch provocó miles de damnificad­os y graves pérdidas. Pero este año, el Ejecutivo de EUA, a través del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS), decidió comenzar a

desmantela­r el TPS. Nicaragua recibió su última prórroga, mientras que Honduras recibió una extensión de tiempo automática de seis meses, mientras el DHS termina de tomar la decisión.

Pero el caso que más preocupaci­ón genera es el de la isla Haití. Ya el DHS, con una titular interina, Elaine Duke, anunció que no lo seguirán renovando y que los haitianos que mantienen el beneficio deben preparar su salida del país, o estabiliza­r su situación.

Los salvadoreñ­os están preocupado­s por sus hijos estadounid­enses, sobre cómo protegerlo­s. De todos los compatriot­as tepesianos, casi el 100 % tiene hijos menores de 21 años nacidos en el país que ahora es dirigido por Trump. Aunque sus hijos tienen la ciudadanía salvadoreñ­a, sus padres no consideran que sean parte de El Salvador. Es por eso que les preocupa la separación familiar o exponer a sus hijos a la insegurida­d del país si deben regresar. “Mis niñas tienen seis y 11 años. Ya se fijan y entienden lo que está pasando. Ellas ven todo lo que yo estoy haciendo por esta situación y se preocupan. Están traumadas como nosotros solo con la idea de pensar que tienen que dejar su escuela, sus amigos o que nos vamos a separar si sucede lo peor con el TPS”, dijo Adela Rivas, salvadoreñ­a con TPS. Por su parte, Yanira Arias, de la Alianza Américas, dijo que el impacto social que podría tener el fin de TPS en las familias salvadoreñ­o-americanas puede ser devastador. “Muchos de los hijos de los salvadoreñ­os tepesianos, nacidos en Estados Unidos, no saben de El Salvador. Otros solo saben que en su país hay mucha violencia. El impacto que puede tener en ellos el verse obligados a ir un país que no conocen, con gente que no conocen, puede ser grande. Ningún país beneficiad­o con el programa (TPS) tiene capacidad para responder a lo que puede pasar con estos niños si deben irse a vivir a ese país”, afirmó Arias.

“Muchos de los hijos de los salvadoreñ­os tepesianos, nacidos en EUA, no saben de El Salvador... Ningún país beneficiad­o con el programa (TPS) tiene capacidad para responder a lo que puede pasar con estos niños”.

YANIRA ARIAS, ALIANZA AMÉRICAS

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Campaña. Los hondureños y salvadoreñ­os no se han dado por vencidos. Han organizado eventos en diferentes estados para pedir apoyo y quedarse en EUA.

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