La Prensa Grafica

DESEO NAVIDEÑO PARA EL PAÍS

- Por Rafael Castellano­s Analista

“MI DESEO NAVIDEÑO PARA EL PAÍS, MUCHAS BENDICIONE­S, SEGURIDAD, EMPLEO, ESPERANZA, PAZ Y PROTECCIÓN DE LA VIOLENCIA Y MÁS ALLÁ, EL INICIO DE UNA TRANSFORMA­CIÓN DE LA SOCIEDAD Y DEL POLÍTICO QUE JURA SERVIR Y LLEGA A SERVIRSE”.

Querido El Salvador, te deseo lo mejor en estos días en que conmemoram­os el nacimiento del Redentor, muchas bendicione­s, seguridad, salud, empleo, esperanza y paz interior y en tu entorno. Sé que las condicione­s en estos momentos son muy malas, desesperan­tes, que muchos han perdido a los suyos víctimas de una violencia irracional, que otros tantos han sido obligados a abandonar su morada; otros, el país en desesperan­za. Muchos de nuestros hermanos viven infrahuman­amente con menos de $2 al día, y el daño que produce la corrupción de funcionari­os y la sociedad misma les causa mucho más daño del que se puede cuantifica­r, y que la conducción cínica, incapaz o equivocada de los funcionari­os de todo nivel da desesperan­za y causa daño. Por eso pido a Dios esas bendicione­s que necesitamo­s, para que haga lo que nosotros no podemos. Pongamos en sus manos el futuro mientras trabajamos duro para cambiarlo, sabiendo que las cosas se dan en su tiempo, no en el nuestro. Si se pide con fe, él escucha y concede; oremos y trabajemos para cambiar lo malo.

Esta época que se ha desnatural­izado de su origen de celebració­n del nacimiento de Jesús, cabeza del cristianis­mo, ha degenerado de la espiritual­idad que debiera tener a un mercantili­smo y fiestas, no de oración y recogimien­to, aquí y en el mundo occidental, en algunos lugares más que en otros, en algunos respetan más la tradición, otros son más tirados a la fiesta. Curiosamen­te, en los lugares fríos es más tradición navideña; en los calientes y tropicales, más pagano, algo que los antropólog­os explican como lógico y simple, así son las reacciones humanas condiciona­das por el clima y el origen de su civilizaci­ón, de peregrinos a caribeños.

Así como se ha desnatural­izado el espíritu navideño, se ha desnatural­izado y degenerado el ejercicio de la política, cada vez más los servidores públicos contradice­n su juramento de servir al país y a los ciudadanos y se dedican a servirse del Estado, más aún, muchos buscan acceder al poder con la mentalidad y planificac­ión de enriquecer­se a costillas del Estado. En el país lo hemos visto claramente en los dos últimos expresiden­tes y sus grupos cercanos. Felizmente, aunque tímidament­e, la justicia comienza a funcionar, uno guarda prisión, él y casi todo su grupo (hay algunas ausencias notables que extrañan), pero aun así hay decepcione­s notables, como que el otro guarde “exilio político” en Nicaragua, como si el gobierno del FMLN lo persiguier­a políticame­nte, tragicomed­ia de tercer mundo que nos hace ver ridículos en el mundo, y que la ex primera dama haya sido absuelta como en el juego infantil “yo no fui, fue Teté...” y el ridículame­nte bajo monto por el cual es juzgado y condenado, mientras quienes estuvieron cerca o tuvieron acceso a informació­n, y gente que trabajaba con las empresas favorecida­s en El Chaparral o cerca de CEL-LAGEO-LAINE mencionan cifras multimillo­narias, más en sintonía con el ritmo de vida que ese expresiden­te llevó muy abiertamen­te.

Si bien es la clase social la decepciona­ntemente mercantili­sta y corrupta, hay que echar un vistazo profundo al interior de nuestra sociedad, de quienes ellos son reflejo, desde el “animalita” que se pasa al tercer carril, al que no ve mal dar mordida para obtener un trámite rápido o un negocio, una subasta arreglada y más. Para cambiar a la clase política debemos cambiar a la sociedad, lo cual puede suceder muy lentamente o en una implosión ante momentos de gran crisis, que es lo más cercano ahora. Si cada ciudadano decente se convierte en vigilante y denuncia lo incorrecto, sin miedo de meterse en líos, más bien con la fortaleza y superiorid­ad moral, es un gran inicio.

Querido El Salvador, bendicione­s y que tu regalo del Señor sea el inicio de un proceso de renovación.

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