Cartas a María

Querida María:

Estoy enamorada de un hombre que también me quiere mucho pero que no puede casarse conmigo porque tiene a su cargo dos hijas que empiezan la universidad. Ellas viven con la mamá, que es profesional con buen trabajo, pero desde el divorcio él las ha sostenido en todo, así que, aunque tenga ingresos económicos regulares, no le alcanza para fundar una nueva familia, pero yo quiero tener mi hogar y no me importa financiarlo, pues soy independiente y mayor de edad, pero los prejuicios que él tiene no me dejan realizarme, pues dice que no puede ni imaginarse la posición en que él quedaría frente a los demás dejándome llevar los pantalones de la casa. ¿Qué me aconseja? Liberada

Querida lectora:

Creo que es muy importante que busque la forma de asegurarse de que sean realmente los prejuicios los que hacen que su novio no pueda casarse con usted y no que se sienta tan a gusto con su soltería que no se atreva a dejarla y lo de los gastos de las hijas sea solo un pretexto que se le ocurre poner. Y eso no significaría que no la quiera mucho. En lo que respecta a “llevar los pantalones de la casa”, permítame recordarle que no ha sido nunca el papel más decoroso de la mujer. Atentamente.

Estimados lectores, si desean que sus problemas salgan publicados, escríbanme a cartasamaria@yahoo.com.