Papa aboga por migrantes y defiende a Barros
El jerarca católico insiste en que aún no ha conocido pruebas sobre el encubrimiento.
Fue una última jornada en Chile en que pasó de todo: el papa Francisco celebró la primera boda a bordo de un avión y salió al auxilio de una policía que fue arrojada por un caballo. El pontífice cerró su visita de tres días con una tercera misa en la región norteña de Iquique, donde salió a la defensa de la comunidad inmigrante.
Sin embargo, al mismo tiempo, Francisco volvió a desatar la ira de algunas víctimas de los abusos sexuales a menores por parte del sacerdote chileno Fernando Karadima al defender a un discípulo de este y obispo de Osorno, Juan Barros, que ha sido cuestionado por haber encubierto supuestamente esos hechos.
En Iquique, donde ofició la misa, viven muchos foráneos que buscan una mejor calidad de vida. “Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos”, dijo el sumo pontífice en la homilía.
Además, en referencia a las cerca de 600,000 personas llegadas a Chile, en su mayor parte desde Perú, Haití, Colombia, Venezuela y República Dominicana, Francisco pidió vigilar a “los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en regla”.
Durante la jornada de ayer también habló con periodistas sobre Barros: “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”. Antes de dirigirse hacia el Campus Lobito, donde ofició su tercera y última misa multitudinaria en Chile, añadió: “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”.
La presidenta Michelle Bachelet despidió en el aeropuerto al papa, quien siguió su viaje a Perú en donde lo esperaban indígenas de la Amazonía sudamericana.