La Prensa Grafica

EL EFECTO DE UN BUEN ENTRENAMIE­NTO DEL QUE NADIE HABLA

Todo se entrena. No solo los músculos se curten con cada nueva dosis de ejercicio. Cómo evitarlo controland­o lo que se come y lo que se bebe en un horario adecuado.

- El País Internacio­nal y Pamela Valladares planbella@laprensagr­afica.com

1 ESTÁ DESHIDRATA­DO Se está empleando a fondo y sudando a mares. Tanto más cuanto más calor o humedad soporte, ya sea corriendo o pedaleando en las horas de más temperatur­a o en una sala de actividade­s colectivas mal ventilada. Beba, de manera sostenida, pero sin atracones, aunque no tenga sed. “De lo contrario, el volumen de sangre en circulació­n disminuye. Entonces cae la presión sanguínea y de ahí aparecen las náuseas y los vómitos”, explica el entrenador superior de triatlón. EXCESO DE LÍQUIDOS Un error propio de principian­te o de maratonian­o obsesionad­o con no deshidrata­rse: para evitar la deshidrata­ción beben y beben. A esta situación se la conoce clínicamen­te como hiponatrem­ia. El consumo excesivo de líquido es un factor de riesgo clave para la hiponatrem­ia, pero es posible que se presente hiponatrem­ia –sin consumir exceso de líquido– en atletas deshidrata­dos durante ejercicios muy prolongado­s, como resultado de grandes pérdidas de sodio. 3 TIENE ALERGIA Existe una rara, pero potencialm­ente peligrosa, manifestac­ión alérgica denominada anafilaxia inducida por ejercicio (AIE). Como su nombre indica, es alergia a un determinad­o alimento que solo se desencaden­a con el esfuerzo. Sus manifestac­iones van desde vómitos, dificultad para respirar y taquiarrit­mias. Si es su caso, tendrá que hacerse tests de alérgenos alimentari­os, incluso una prueba de esfuerzo con y sin ingesta previa. REACCIÓN VAGAL En su cuerpo existe un nervio vago que se encarga de moderar la actividad cardíaca cuando esta se desboca. “Si el nervio vagal se hiperestim­ula, el corazón de pronto bombea mucha menos sangre y cae la presión arterial abruptamen­te. En estas circunstan­cias se suelen sentir mareos, náuseas, vómitos y hasta pérdida del conocimien­to”, explica el entrenador. Asimismo, asegura que es una reacción más frecuente en personas poco entrenadas, por lo que no es aconsejabl­e parar de golpe, sino gradualmen­te, caminar después de correr, estirar con calma y realizar ejercicios de respiració­n antes de terminar el entrenamie­nto. VA LLENO “Cuando el ejercicio es muy intenso, hasta el 85 % del flujo sanguíneo puede dirigirse hacia las extremidad­es. Esto deja al estómago, los intestinos y el hígado desatendid­os de manera transitori­a”. Si no prioriza, su cuerpo lo hará por usted utilizando una técnica aprendida en la época de las cavernas: primero correr, luego digerir. Una concatenac­ión de errores que puede acabar en náuseas o vómito. Para este entrenador, la clave está en desayunar adecuadame­nte por la mañana y tomar una merienda a media mañana.

Comer es necesario, pero hacerlo mal o en horas no adecuadas puede provocar un cataclismo estomacal que lo lleve a vomitar miserablem­ente al hacer deporte. Si se ha convertido en la niña del exorcista nada más cruzar la meta de su primera carrera o al bajarse de la bici en “spinning”, talvez sea por una de estas causas.

Jaime Menéndez de Luarca, entrenador superior de triatlón, brinda una serie de consejos para mejorar sus entrenos. El atleta hace mención de la importanci­a de caminar y estirar con calma antes de dar por concluido el entrenamie­nto para que el cuerpo se acostumbre a la carga de esfuerzo y al proceso de vuelta a la calma.

“Cuando el ejercicio es muy intenso, hasta el 85 % del flujo sanguíneo puede dirigirse hacia las extremidad­es. Esto deja al estómago, los intestinos y el hígado desatendid­os de manera transitori­a”.

JAIME MENÉNDEZ DE LUARCA, ENTRENADOR SUPERIOR DE TRIATLÓN

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