¿Cómo perder una elección?
Conquistar, persuadir y convencer al ciudadano a través de una campaña política es un arte. Políticos viejos con campañas viejas, políticos jóvenes que prefieren quedar bien con políticos viejos y no con el pueblo, la pregunta es: ¿habrá algún bueno queriendo hacer el bien? La respuesta casi espontánea a esta interrogante podría ser una negativa, pero supongamos que esta vez, sí tenemos candidatos buenos queriendo hacer del país que viene un mejor El Salvador. ¿Será suficiente ser ese candidato “bueno”? Pues la historia ha demostrado que hasta los peores candidatos pueden llegar a una silla ejecutiva... legislativa o judicial. ¿Qué papel juega el marketing en una contienda política? ¿Quién gana: la estrategia o el candidato? El candidato que perderá las elecciones será aquel que no cree en el marketing moderno o las estrategias digitales como un complemento importante a su trabajo territorial. Los errores más fatales no son tácticos, pues esos se cometen inevitablemente en toda campaña, pero la táctica política opera en el corto plazo y siempre tropieza en su camino. Algunos caen sin levantarse y otros aprovechan a consolidarse como ganadores. El candidato que perderá las elecciones es el que menosprecia al adversario, ataca sus debilidades y cree que la política es solo un debate de ideas respaldado por una capacidad innata de comunicar. Lo demográfico es importante pero mayor impacto tiene lo psicológico. Es fundamental conocer qué emociones se busca provocar en una comunidad que inconsciente o conscientemente demanda renovación y experiencia. Pero, ¿cómo llegar al corazón del votante y a través de qué canales de comunicación? ¿Qué papel juegan las redes sociales dentro de la campaña política? Según el último estudio de Redes Sociales 2018 publicado por Analitika Market Research, el 77 % de los usuarios de redes sociales oscila entre las edades de 18 a 39 años, con mayor preferencia de uso Facebook, seguido de Whatsapp como la reina de mensajería, Youtube como la preferida de video y segundo buscador más importante después de Google, y finalmente Instagram como la red social por excelencia, con la comunidad más fiel y con mayores capacidades de influencia. Por ello, el candidato debe monitorear sistemáticamente su plataforma digital y también la campaña digital de su adversario. Comprender a profundidad cómo opera y cuál es su lógica. Las redes sociales deben estar previstas en la estrategia política como un importante componente de escucha y observación de la opinión del ciudadano. Dicho estudio refleja que en El Salvador el 63 % de los usuarios dedica más de dos horas de su tiempo diario a las redes sociales y está demostrado que: a mayor tiempo en redes sociales, menor tiempo en medios tradicionales.
f LA PSICOLOGÍA MANDA Es peligroso confiarse de los elementos más tradicionales del marketing político y apoyarse en lo “políticamente correcto” que le da mucho poder a los segmentos demográficos. Pues la realidad es que las matemáticas demográficas ya no son operativas para una campaña exitosa. Los datos duros de la sociología o la geografía estallan reventados por los datos blandos de la psicología. Dos personas del mismo sexo, la misma edad, la misma profesión, la misma clase social, el mismo nivel de instrucción y el mismo origen étnico pueden vivir en universos diferentes y paralelos. ¿Por qué? Por su personalidad, su estilo de vida, sus valores, su tendencia de consumo. Ahí están grandes diferencias que vale la pena considerar, por ende ahí están las motivaciones y los segmentos psicosociales que una campaña tiene que construir. La evolución perfecta entonces es convertir los perfiles demográficos en perfiles psicográficos. Todo el mundo quiere la verdad pero nadie quiere ser honesto. Comencemos por nosotros mismos. Una forma de ser un ciudadano honesto es ir a votar.