DIGNA ROMERO: “ENTRE EL PUEBLO ÉL YA ES UN SANTO”
La sobrina del próximo santo dice que no esperaban que la canonización se diera pronto.
La voz al otro lado del teléfono parece salir de un túnel; por el eco es difícil de entender. La emoción de Digna Romero, sobrina del todavía beato Óscar Arnulfo Romero, sin embargo, no se esconde: “Me hicieron llegar el anuncio del cardenal Rosa Chávez y lo recibí como chichí a la pacha, feliz”.
Digna Romero se encontraba en misa en el momento de la primera llamada. Ahí, el sacerdote junto a la feligresía se congraciaron por la canonización de un hombre que recorrió las calles de San Miguel entre ellos e hizo favores tangibles, como la reconstrucción de una iglesia o la extensión de recomendaciones para poder tener acceso a estudios. “Porque ser santo es hacer todas las cosas según Dios manda. No es algo del otro mundo, es solo hacer bien lo que toca”, explica Digna.
Digna Romero es la segunda hija de Gustavo, el mayor de los seis hijos de la familia Romero Galdámez. Ella se crio de los nueve a los 15 años en Honduras. Sus tres hermanos quedaron en El Salvador a cargo de familias diferentes, hasta que mucho tiempo después su madre procuró el espacio y los recursos para reunificarse.
Romero fue para ella una figura casi paterna, porque estuvo presente en cada decisión importante de su vida, no como un alto jerarca de la Iglesia, sino como un tío interesado en su bienestar.
“Como familia –cuenta Digna– hemos estado en contacto, ya llamé a una prima y a mi tío Tiberio, y ya todos sabían de esta gran noticia que no esperábamos tan pronto, pero que sí sabíamos que iba a llegar, porque el pueblo es la voz de Dios, y entre el pueblo él ya es un santo”.